Este tecnoutópico, ¿se engaña o nos engaña?

160804 Kevin KellyVagabndeando por una de mis librerías favoritas, me he topado con el último libro de Kevin Kelly. Dudo que lo lea. Tengo un mal recuerdo, como de tiempo perdido, de «What Technology Wants«, un libro anterior. Lo encontré superficial, y a menudo irritante. Por afirmaciones como ésta, por ejemplo:

«Un soneto de  Shakespeare y una fuga de Bach están en la misma categoría que el motor de búsqueda de Google y el iPod: Algo útil producido por una mente.»

Pero, sobre todo, por su intento (grosero, diría yo) de postular que la tecnología evoluciona siguiendo leyes del mismo orden que las que guían la evolución de la Naturaleza.

«No podemos pedir que la tecnología nos obedezca, como tampoco podemos pedir a la vida que nos obedezca.«

La diferencia (evidente) es que la tecnología no evoluciona de modo autónomo, sino bajo el impulso de los humanos que la imaginan, la crean, la diseñan, la producen, la comercializan, invirtiendo tiempo y dinero en todo ello. Lo que rige la evolución de la tecnología son pulsiones e intereses de los humanos y no leyes naturales, ni mucho menos inmutables.

Pero el autor se esfuerza, prefiero pensar que conscientemente, en ocultarlo. Contrariamente a lo que sugiere la portada de su libro, las tecnologías no son «fuerzas inevitables«: sólo instrumentos. Un martillo no es una fuerza; sólo transmite la fuerza de quien lo empuña. Una pistola no dispara; lo hace quien aprieta el gatillo.

Por eso me ha interesado más «The 4th Revolution«, una de las obras de un profesor de filosofía de Oxford. Uno de sus puntos de partida es que:

«La gran oportunidad que ofrecen las TIC conlleva también una enorme responsabilidad para entenderlas y sacar provecho de ellas del modo adecuado.»

Entender exige observar y explorar puntos de vista:

«El tecnófilo y el tecnófobo hacen la misma pregunta: Qué es lo nuevo? El filósofo se pregunta que es lo que hay detrás.»

Sobre ‘lo que hay detrás’, un medio nada sospechoso de ludismo The Economist se refería en estos términos a los frikis (‘geeks’) de Silicon Valley:

«El imperio de los frikis saca su fuerza de una cultura de la tecno-evangelismo que permite a los empresarios a replantear los sistemas antiguos y abrazar nuevas. Muchos habitantes del valle creen que la tecnología es la solución a todos los males y que el gobierno es sólo una molestia que aún carece de un algoritmo.» (The Economist, «Inside Silicon Valley: Empire of the Geeks«).

Aunque confieso no sentir precisamente admiración por los políticos y los gobiernos que nos han tocado, no creo que lo que corresponda sea sustituirlos por un algoritmo creado por algún friki de Silicon Valley. Deberíamos ser capaces de concebir ideas mejores e incluso de ponerlas en práctica.

 

 

Sobre la interpasividad, desde el Vaticano

Blog 160802Me llaman la atención algunos párrafos de palabras del Papa Francisco en su reciente viaje a Polonia (que, sorprendentemente, conozco a través de The New York Times). Los extraigo directamente de la web del Vaticano.

«Esto es también para nosotros el secreto de la alegría: no apagar la buena curiosidad, sino participar, porque la vida no hay que encerrarla en un cajón. Ante Jesús no podemos quedarnos sentados esperando con los brazos cruzados; a él, que nos da la vida, no podemos responderle con un pensamiento o un simple «mensajito».» (De una homilia).

Hay más referencias a la tecnología, también de soslayo, pero diría yo que intencionadas en un discurso ante jóvenes:

«Existen situaciones que nos pueden resultar lejanas hasta que, de alguna manera, las tocamos. Hay realidades que no comprendemos porque sólo las vemos a través de una pantalla (del celular o de la computadora). Pero cuando tomamos contacto con la vida, con esas vidas concretas no ya mediatizadas por las pantallas, entonces nos pasa algo importante: sentimos la invitación a involucrarnos.«

En un entorno que nos ofrece tantas tentaciones de interpasividad, el mensaje del Papa va más allá de la religión:

«El mundo de hoy pide que seáis protagonistas de la historia porque la vida es linda siempre y cuando queramos vivirla, siempre y cuando queramos dejar una huella. La historia nos pide hoy que defendamos nuestra dignidad y no dejemos que sean otros los que decidan nuestro futuro. […]

No vinimos a este mundo a «vegetar», a pasarla cómodamente, a hacer de la vida un sofá que nos adormezca; al contrario, hemos venido a otra cosa, a dejar una huella. Es muy triste pasar por la vida sin dejar una huella. Pero cuando optamos por la comodidad, por confundir felicidad con consumir, entonces el precio que pagamos es muy, pero que muy caro: perdemos la libertad. No somos libres de dejar una huella. Perdemos la libertad. Este es el precio. Y hay mucha gente que quiere que los jóvenes no sean libres.»

No sabría ahora mismo qué añadir.

 

Un reto para el transporte público

Blog 160803Es noticia estos días que Uber ha acordado vender sus operaciones en China a Didi Chuxing, un competidor local. Un suceso que poco más o menos se anticipaba en un artículo reciente en la MIT Technology Review. Lo que en principio puede verse como de derrota, para el CEO de Uber es una fusión entre grandes que aspiran a gigantes:

«Today we’re announcing our intention to merge Uber China with Didi Chuxing […] Uber and Didi Chuxing are investing billions of dollars in China and both companies have yet to turn a profit there. Getting to profitability is the only way to build a sustainable business that can best serve Chinese riders, drivers and cities over the long term. I have no doubt that Uber China and Didi Chuxing will be stronger together.«

Aunque los titulares de estos días se centrarán con casi total seguridad en esta fusión, creo que lo más interesante de la visión de Didi Chuxing, según el artículo de Technology Review, no se refiere a los taxis, sino a los autobuses urbanos:

«The bus is like an expanded carpool shuttle service: instead of taking a public bus with many stops, and maybe no seats left, and uncomfortable, we offer a shuttle-­like service with typically just one or two stops. All the seats on the bus are prebooked. We can [use our years of data] to determine popular origins and destinations, where commuters are basically making the same journey in the morning. With the scale of this network, we can pull people together.«

Vemos ahora que ni las compañías de taxis ni las administraciones públicas que les otorgan licencias han querido, podido o sabido diseñar y poner en práctica a tiempo estrategias efectivas para competir con depredadores como Uber. En Barcelona, TMB ofrece servicios de información bastante efectivos a través de la Web y del móvil. Pero sólo emiten información sobre la oferta; no la piden, recogen ni procesan sobre la demanda.

«¿Querrán/sabrán/podrán los gestores del transporte público de las ciudades imaginar y crear un futuro para el autobús urbano como el que apunta la emprendedora china?»

Ni lideran ni negocian

Blog 160802 cEncabezo la entrada con el recorte de titulares de El País sobre la negociación política en curso. Me traen a la memoria, por contraste, una recomendación básica de los principios elementales de la negociación.

«Hay que ser estrictos en relación con el problema, pero suaves con las personas.»

Lo mismo se aplica al liderazgo. Porque, en palabras de Peter Drucker:

«“Sólo hay tres cosas que pasan espontáneamente en una organización: fricción, confusión y rendimiento por debajo de lo esperado. El resto requiere liderazgo.”

«El objetivo principal del liderazgo es la creación de una comunidad de personas unida por el vínculo común de un propósito compartido.”

Las conclusiones, desde mi punto de vista, son evidentes. Suspenso a todos en ambas asignaturas. Me queda la duda de si la cuestión de fondo es que no saben o no quieren. O ambas cosas a la vez.

Hacen falta alternativas a estos inversores

160725 blogDicen por ahí que no hay que desperdiciar nunca una buena crisis, porque los errores y las dificultades son una gran oportunidad de aprendizaje.

Me temo, sin embargo, que no hemos aprendido lo suficiente de la crisis inmobiliaria. Había una coincidencia amplia acerca de los excesos del ladrillo, de su peso excesivo en la economía, de los efectos sociales negativos de la especulación inmobiliaria, etcétera. Uno hubiera, quizá ingenuamente, esperado que la sociedad en su conjunto, y las administraciones públicas en particular, hubieran aprovechado este tiempo de crisis para diseñar y poner en marcha políticas e instrumentos para evitar que la historia se repita. Pero este titular de La Vanguardia (y éste de El País) son un síntoma de que no es así, de que el sector está listo para volver a las andadas.

El texto del artículo contiene apuntes igualmente preocupantes:

    • Los inversores se ven atraídos por la alta rentabilidad que da ahora el alquiler de vivienda.
    • La presión de compradores  de alto poder adquisitivo está volviendo a expulsar a las familias de clase media hacia los barrios periféricos. “En el centro vuelve a haber locuras” reconocen los inmobiliarios.
    • Otros inversores buscan, más que rentas por alquiler, especular con una subida de precios, porque se considera que aún hay recorrido al alza desde los precios actuales hasta los que había antes de la crisis.

Se dibuja pues un panorama en que la inversión y la especulación inmobiliarias (si es que hay diferencia entre ambas) está volviendo por sus fueros. Sin que mientras tanto haya una estrategia y unas políticas claras que aseguren el acceso a una vivienda asequible (en compra o alquiler) a segmentos muy amplios de la población.

Entretanto, algún avispado emprendedor/especulador está aprovechando el boom de la economía colaborativa para promocionar una especie de crowdfunding inmobiliario. Su mensaje es que «gracias a las nuevas tecnologías cualquier persona [puede] invertir en inmuebles y así conseguir una buena rentabilidad por el alquiler y la apreciación de los mismos.»

Quisiera equivocarme, pero presumo que detrás de esta propuesta no hay más ética que la de la especulación en terrenos e inmuebles (un bien ficticio, recordemos, según Karl Polanyi). Con el añadido nocivo de incitar a un mayor número de ciudadanos a convertirse en especuladores colaborativos.

Creo que se impone considerar una alternativa:

¿Sería posible crear, entre administraciones, inversores éticos y particulares, un esquema de inversión en vivienda de alquiler accesible que supusiera una alternativa viable a la de los especuladores?