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Cuando las grandes consultoras actúan como herramientas del poder

La serendipia me ha llevado a escuchar la charla «The economy as a complex and evolving system» de Eric Beinhocker, un ex-McKinsey convertido en académico, autor de un muy recomendable y estimulante «The Origin Of Wealth: Evolution, Complexity, and the Radical Remaking of Economics«. Dos cosas me han parecido especialmente destacables. La primera está reflejada […]

¿Qué esperamos del líder?

El poder sin amor es imprudente y abusivo, y el amor sin poder es sentimental y anémico. (Martin Luther King)

170125 Matriz Liderazgo 2*2Las noticias sobre política nacional e internacional de estas semanas me han hecho recordar una afirmación atribuida a Peter Drucker:

«Lo único que puede esperarse que ocurra espontáneamente en una organización es fricción, desorientación y resultados por debajo de lo esperado. El resto requiere liderazgo.»

La aplicaría a algunos Gobiernos, a algunos partidos, y quizá también a la sociedad en general. ¿Estamos viendo las consecuencias de una carencia de liderazgo? ¿O tal vez de liderazgos adecuados?

No son preguntas fáciles de responder, porque hay muchas definiciones de liderazgo. Y muchas más todavía de los atributos de un buen liderazgo. El carisma y la capacidad para tomar decisiones son dos de las que casi invariablemente proponen los participantes en nuestros talleres.

El panorama político y los resultados de los procesos electorales aquí y en otros países me han sugerido la matriz 2*2 de la Figura. Como todos los esquemas de este tipo, no deja de ser una simplificación, pero creo que serviría para encajar a un buen número de dirigentes en una u otra casilla.

Cada cual puede hacer el ejercicio por su cuenta. Lo que a mí me sale es que hay relativamente pocos candidatos que merezcan ser ubicados arriba a la derecha. Que se ajusten a la descripción que hizo del líder el malogrado David Foster Wallace (traduzco de la versión inglesa):

«Un verdadero líder es alguien que, por su particular poder, carisma y ejemplo, es capaz de inspirar a la gente [… ] Un verdadero líder puede de algún modo conseguir que hagamos ciertas cosas que en el fondo sabemos que son buenas y queremos ser capaces de hacer pero que normalmente no conseguimos hacer por nosotros mismos […] En otras palabras, un verdadero líder es alguien que puede ayudarnos a superar las limitaciones de nuestro egoísmo y pereza y miedo y conducirnos a hacer cosas mejores de las que nosotros conseguimos hacer por nosotros mismos.»

¿Estaríais de acuerdo? ¿A quién se os ocurriría ubicar en cada casilla?

Se me ocurren más preguntas, pero darán para otra entrada.

Confianza, carisma, liderazgo, poder

161031 Confidence Leadership

Publicada en The New Yorker, 30/10/2016

Aprovecho la relativa calma del fin de semana para leer y escuchar con calma el discurso de despedida de Obama como Presidente de los EEUU.

Aunque sea probablemente demasiado pronto para juzgar su legado, podemos preguntarnos: ¿Ha sido Obama un buen líder?

Es evidente que habrá más de una respuesta. Para empezar, porque no hay una definición única de los atributos de un buen líder. Además, por supuesto, por la evidencia de que la mitad del país ha votado como su futuro jefe (¿o líder?) a un candidato que difícilmente podría ser más distinto del todavía presidente.

Muchos coinciden en considerar la visión, la capacidad de transmitir como una historia de futuro, como uno de los atributos clave de un líder. Quizá junto con el carisma, la capacidad de suscitar la admiración de sus seguidoresy de motivarles para convertir en realidad una visión compartida.

Yo pensaba que Obama tenía ambas cualidades: carisma y visión.

Pero quizá no. En uno de sus reportajes antes de las elecciones, el New Yorker atribuía a Hillary Clinton lo siguiente:

«Los votantes necesitan una narrativa para sus vidas […] incluyendo alguien a quien culpar por lo que haya ido mal. Donald Trump les ha dado una historia sencilla, fácil de entender y hasta cierto punto satisfactoria. Creo que los Demócratas no les hemos proporcionado un mensaje tan claro como haría falta acerca de cómo vemos la economía.» 

Creo que deberíamos retener esta última frase y pensar sobre ella. ‘Algo va mal‘, escribía Tony Judt hace algún tiempo, incluso antes de la propaganda que intenta vendernos los robots, la inteligencia artificial y facetas similares de la tecnología como sinónimos del progreso de la humanidad.

Tema para otro día. De vuelta a la cuestión del liderazgo de Obama, confieso que me sorprendió en un principio el comentario de Pilar Rahola en La Vanguardia:

«Así se van los Obama, con arrogancia, desprecio y prepotencia. No entendieron nada.«

Buceando un poco por la red, descubro que a Pilar Rahola nunca le ha convencido Obama. Defiende en cambio a Israel, cuyo Presidente actual, como tampoco la mayoría de sus antecesores, da ciertamente un imagen en nada parecida a la Obama. Lo qué si transmite la capacidad de tomar decisiones desagradables, a la vez que el gusto por ejercer el poder. Dos atributos que algunos, quizá la propia Rahola, quizá los votantes de Trump, considerarán como atributos cruciales de un buen líder.

Warren Bennis, reconocido como una autoridad en la temática del liderazgo escribió que:

«En cierta medida, el liderazgo es como la belleza; es difícil de definir, pero lo reconoces en cuanto lo ves.»

Así es. Al igual que sobre la belleza, hay opiniones para todos los gustos.

El mapa de la transformación digital

Gartner Digital MapVuelvo sobre el tema de los mapas y el poder, que apareció tangencialmente en una entrada anterior.

En momentos de incertidumbre como los actuales, disponer de un mapa fiable, incluso sólo de un mapa creíble, es una fuente de poder. En la era de la exploración y el descubrimiento, el mapa relevante era el del territorio geográfico conquistado o por conquistar. Como bien nos recuerda Zygmunt Bauman, la situación es distinta hoy en día:

Antes el mapa reflejaba y registraba las formas del territorio. Hoy se trata de que el territorio se convierta en un reflejo del mapa.

Hoy traigo un ejemplo: este mapa del marketing digital que publica la consultora Gartner. Lo presentan de este modo:

«El territorio digital es amplio y complejo […] Con este nuevo mapa interactivo de Gartner puede navegar por este territorio como un nativo. Hemos simplificado el paisaje y añadido puntos de referencia relevantes, de modo que usted pueda identificar las mejores fuentes para sus necesidades y adquirir sistemas que trabajen bien juntos.»

Sólo añadiré un comentario. Entre los recursos que el mapa describe no están las personas: sólo las tecnologías. ¿Un error de omisión? Pienso que no. Más bien parte de un storytelling deliberado que tiene como objetivo convencer de que cada vez hay más personas prescindibles.

Eso no es un aprendizaje profundo

160718 Einstein BlogPensad en alguien sabio, o incluso simplemente experto, que conozcáis. Pensad en una pregunta del tipo «¿Cómo funciona …?» sobre algo que forme parte de su dominio.

¿Qué pensarías si la respuesta fuera algo así como : «La verdad es sólo sé que funciona, pero no entiendo ni cómo ni por qué«?

No sé vosotros, pero mi confianza en ese experto bajaría algunos puntos.

Todo eso viene a cuento de un artículo en Wired sobre los nuevos programas de inteligencia artificial, a los que han dado a calificar como de «deep learning» (aprendizaje profundo). Traduzo los párrafos relevantes:

«Nuestras [sic] máquinas están empezando a hablar un lenguaje distinto, uno que incluso los mejores programadores no pueden entender del todo […] En la programación tradicional, un ingeniero escribe instrucciones explícitas que el ordenador sigue paso a paso. Ahora los programadores no codifican instrucciones para el ordenador. Lo entrenan. Si quieres enseñar a una red neuronal a reconocer a un gato […] le muestras miles de fotos de gatos, y finalmente aprende. Si todavía etiqueta a los zorros como gatos, no reescribes el código. Sigues entrenándolo.«

Combinado con los Big Data, este enfoque está haciendo furor. Se publican predicciones acerca de la aplicación de la inteligencia artificial para todo; Amazon incluso anuncia la oferta de capacidades de inteligencia artificial como servicio.

Si, tal como parece, se trata de una técnica factible, útil y rentable, a buen seguro que acabará por imponerse. Probablemente más pronto que tarde.

Pero, como señala el artículo de Wired, hay un problema:  Con este enfoque, el programador nunca sabe con precisión cómo el ordenador toma sus decisiones, porque la secuencia de redes neuronales enlazadas que realizan los cálculos se comporta esencialmente como una caja negra.

Para mí, eso es casi exactamente lo contrario de un ‘aprendizaje profundo‘. Llamadme malpensado, pero el hecho de que se haya escogido ese calificativo me hace recordar la cita de Jaron Lanier:

«Promueven una nueva filosofía: que el ordenador evoluciona hacia una forma de vida que puede entender a las personas mejor de lo que las personas se pueden entender a sí mismas.»

Con un añadido: Una vez se empiece a aceptar que los ordenadores adquieren conocimiento, aumentará la presión para cederles espacio en los procesos de decisión. Lo que, en la práctica, equivale a ceder ciegamente poder en aquellos que han programado cajas negras que protejerán como cajas negras.

Habrá que ir pensando en tácticas de resistencia. Porque, en el fondo, se trata de una batalla por acumular riqueza y poder.

En este contexto, las manifestaciones del CEO de Microsoft suponen un rayo de esperanza:

«La Inteligencia Artificial debe ser transparente. Tenemos que tener conciencia de cómo funciona la tecnología y cuáles son sus reglas […] La gente debe entender cómo la tecnología ve y analiza el mundo. La ética y el diseño van de la mano.»

Es buen objetivo. Que partamos de la ética para diseñar tecnología y procesos. Porque, hoy por hoy, todo apunta a que quienes dominan el diseño de la tecnología dejan la ética de costado.

Acabo con una cita de Bertrand Rusell que ha aparecido por aquí:

«El gran problema del mundo es que los locos y los fanáticos están siempre tan seguros de sí mismos, mientras que la gente más sabia está llena de dudas.«

Pues eso.

Sir Tim Berners-Lee reconsidera

160615 blog

Leo por ahí que Sir Tim Berners-Lee, el creador de la World Wide Web y director of the World Wide Web Consortium (W3C) lidera un proyecto para explorar cómo diseñar una nueva fase de la red. ¿Por qué? Porque, como manifestó ya en 2010 en un artículo en Scientific American que merecía más atención de la que obtuvo, no está para nada satisfecho con algunas de las consecuencias del invento que hace 27 años, regaló al mundo.

Para uno de los impulsores del grupo de expertos reunido al efecto:

«Edward Snowden mostró que con la web hemos construido sin querer la mayor red mundial de vigilancia. China puede impedir que la gente lea según que cosas, a la vez que, en la práctica, unos pocos proveedores de servicios organizan ‘de facto’ la experiencia de los usuarios. Tenemos la capacidad de cambiar todo esto.»

Según la prensa, las conversaciones iniciales del grupo se centraron en la aplicación de posibilidades tecnológicas (criptografía, blockchain, nuevos medios de pago, …) que no estaban disponibles cuando Berners-Lee diseñó y programó la arquitectura de la WWW, con el objetivo de descentralizar el sistema y evitar, o por lo menos disminuir, concentraciones excesivas de poder sobre la red.

Sin embargo, como admite el propio Berners Lee,

«No tenemos un problema de tecnología. Lo que tenemos es un problema social.»

Yo pienso más bien que lo que tenemos es en el fondo un problema político. La tecnología y los artefactos tecnológicos (la WWW lo es) tienen política, y su gobierno exige incorporar (también) una perspectiva política.

Queremos que la Red sea un bien común y se gestione como tal, pero no se tomaron en su momento las medidas apropiadas para garantizarlo. En parte porque la cuestión de cómo gestionar desde una perspectiva común es todavía una cuestión (importante) abierta a debate.

Sobre esta cuestión no puedo dejar de preguntarme qué hubiera pasado si en vez de regalar en su momento la arquitectura de la WWW, Berners Lee la hubiera licenciado. Recordemos que el origen de la fortuna de Bill Gates estuvo en su decisión de no licenciar en su momento MS-DOS a IBM, sino de reclamar una (pequeña) cantidad por copia instalada. Casi seguro que un esquema similar hubiera convertido a Berners-Lee en billonario.

Pero podría haberse también pensado en una licencia que no conllevara una contraprestación económica, como las de Creative Commons o las de software abierto. La Web se inventó en Europa, pero fue desde Silicon Valley desde donde se apropiaron antes de la tecnología para luego liderar la industria y la ideología de la industria. Recordemos, por ejemplo, que Netscape, teniendo su navegador Web como producto estrella, salió a Bolsa en un tiempo récord, iniciando de hecho lo que se acabaría convirtiendo en la burbuja de las punto.com.

¿Fue Berners-Lee estratégica y geopolíticamente ingenuo en su momento?

Entradas recientes relacionadas con esta cuestión:

 

 

Politizar la tecnología

160517 Blog«Hay un vacío moral creado por una tecnología que ha superado la política.» (Zygmunt Bauman, «Ceguera moral«)

Estoy seguro de que suena raro. Abogar, en tiempos de descrédito de la política, por politizar la tecnología. Pero lo hago a conciencia. Podría matizarlo, pero poco. Defendiendo, por ejemplo, que la tecnología se politice bien. Pero eso no niega la mayor. Que la evolución de la tecnología, el debate sobre cómo se desarrolla, cómo se ofrece, cómo se adopta, no debería estar al margen de la política. Pero lo está.

Suscribo el argumento de de Josep Ramoneda en un artículo  en El País:

«Unos dicen que no se pueden poner puertas al campo del progreso tecnológico, y posiblemente tienen razón, pero ello no quiere decir que no se tenga que regular y establecer criterios (legales, culturales y morales) sobre su uso, salvo que asumamos como un destino que si se dispone de instrumentos de destrucción masiva, material o espiritual, se acabarán utilizando. Lo que no cabe en el discurso sobre el progreso es la resignación. No se puede hablar propiamente de progreso si no es desde la crítica y politizándolo, es decir, colocándolo en el centro de la cosa pública, de lo que nos atañe a todos en tanto que animales políticos, condenados a vivir con los otros.«

Hay un contraste evidente, para nada trivial, con otra pieza reciente, también en El País. En la línea del discurso tecnófilo al uso, empieza reconociendo que «el nuevo ecosistema digital genera cambios de extraordinaria magnitud que inciden ya o van a incidir directamente en la vida de las personas«. Lo cual justificaría, en la línea de lo anterior, una visión crítica y una gestión política. La conclusión, sin embargo, es la opuesta:

«Para que la sociedad de la información y del conocimiento funcione son necesarias una educación y una cultura acordes a las prácticas digitales. Solo así se conseguirá superar la brecha tecnológica que todavía divide a quienes han abrazado con firmeza la innovación y la creatividad y quienes viven todavía en modo analógico.«

Suena bonito, superficialmente. Pero hay que entrar en los detalles de cómo se conforma esa sociedad de la información y el conocimiento que el editorialista da por buena pero no se molesta en definir. Como apunta Josep Ramoneda:

«Las redes eran una promesa de descentralización y de libertad personal y si no nos defendemos —si no hacemos política— producirán una concentración inmensa de poder, es decir, de control […] No podemos olvidar, por tanto, que estamos expuestos a poderosas organizaciones que tienen como objetivo conocernos hasta el último detalle, para encuadrarnos como ciudadanos y domesticarnos como consumidores. Para sacar el máximo rendimiento de nuestros deseos cuentan con la ingenua complicidad que deriva del hecho de que nos creamos plenamente libres cuando nos exponemos a su vista.»

Acumulo últimamente lecturas en la onda de esta visión crítica, que creo cada vez más necesaria. Las iré compartiendo en próximas entradas. Con la intención de acumular madera para un ‘do-tank’  a base de respuestas a las cuatro ‘preguntas poderosas’ de la figura.

 

 

 

 

 

 

Dividendos digitales: atacar las causas, no los síntomas

160327 2 BlogCopio de un informe reciente del Banco Mundial sobre «Dividendos Digitales«:

«Las tecnologías digitales se han expandido rápidamente en gran parte del mundo. Los dividendos digitales – el desarrollo amplio de los beneficios del uso de estas tecnologías – se han quedado atrás […]. El efecto de la tecnología en la productividad global, el aumento de oportunidades para los pobres y la clase media, y la propagación de gobernanzas responsables ha sido hasta ahora menor de lo esperado; […] el crecimiento global de la productividad se ha desacelerado; […] los mercados de trabajo se han vuelto más polarizados y la desigualdad va en aumento, sobre todo en los países más ricos, pero cada vez más en los países en desarrollo […] Mientras que las tecnologías digitales se han extendido, no así los dividendos digitales. ¿Por qué?«

La pregunta está bien planteada. Pero es en las respuestas donde el informe se queda (muy) corto. Tanto en lo que señala como, sobre todo, en lo que omite.

Los autores reconocen que maximizar los dividendos digitales requiere una mejor comprensión de cómo la tecnología interacciona con otros factores que son importantes para el desarrollo – los ‘complementos analógicos’. Señalan, por ejemplo, el impacto de las tecnologías en el trabajo:

«La tecnología potencia las habilidades más altas a la vez que conduce a la sustitución de puestos de trabajo rutinarios, obligando así a muchos trabajadores a competir por empleos de baja remuneración […] Cuando Internet automatiza muchas tareas pero los trabajadores no poseen las habilidades que la tecnología potencia, el resultado será una mayor desigualdad, en lugar de una mayor eficiencia.»

Cierto, pero insuficiente. Porque ni Internet ni la tecnología automatizan nada. Quienes lo hacen son las organizaciones que adoptan la tecnología para reemplazar personas, amparadas por un estado de opinión y un entorno de mercado que priman la eficiencia económica por encima de la eficiencia social. Que identifican el progreso con el aumento de la intensidad tecnológica y de la eficiencia, sin hacerse responsables de los daños colaterales.

Al utilizar un lenguaje en que Internet aparece como causa, y no como lo que es – un instrumento – se obvia la raíz del problema.

La referencia que se hace a la posición dominante de las grandes plataformas digitales que actúan como intermediarias en un número creciente de mercados es otro ejemplo.

«La historia económica muestra que las empresas tienen la tentación de explotar una posición dominante. Las grandes empresas de internet no son una excepción. La economía de internet favorece de forma natural las posiciones de monopolio, de modo que algunas plataformas dominan sus mercados. Sus beneficios son tan elevados que pueden capturar rápidamente nuevos mercados comprando a sus competidores. Las startups locales quedan relegadas a mercados de nicho.»

Lo que la historia de verdad muestra es que la economía no tiene leyes en el mismo sentido que las de la Física, por ejemplo. Sus reglas son totalmente una creación humana, y por tanto contingente.

«Antes que las leyes económicas, existen las leyes […] Una vez creado el marco jurídico, la econocracia puede crear la ficción de que las leyes económicas son ‘universales’ y ‘naturales’, ya que se ajustan mágicamente a la legislación vigente. La economía no es más que una rama especialmente virulenta del derecho.» (A. Baños)

Lo mismo es aplicable a Internet y a la economía de Internet.

En su habitual estilo combativo, Evgeny Morozov se despacha sobre este asunto en una pieza reciente en The Guardian: «The state has lost control: tech firms now run Western politics.» En un tono más reposado, Yochai Benkler apunta, también desde The Guardian, a la misma cuestión: la combinación de Internet y la globalización han tenido como consecuencia aumentos de flexibilidad, pero también la dispersión de poder:

«La ubicación del poder se determina institucionalmente, no tecnológicamente […] Sólo construyendo contrapoderes, políticos, legales, sociales y técnicos tendremos una distribución más igualitaria de la riqueza y de los ingresos.«

Cierto. Más allá de los síntomas, lo que es cada vez más evidente es una apropiación cada vez mayor de Internet desde estructuras de poder más interesadas en apropiarse de los dividendos digitales que de distribuirlos. Así y todo, muchos siguen (seguimos) con la dificultad de progresar desde el saber QUÉ queremos hacer, o creemos que hay que hacer, a CÓMO ponerlo en práctica. Aunque pedirle al Banco Mundial que nos lo dijera sería, no os parece, pedirle demasiado.

Los ‘techies’ dicen: «Hemos ganado»

160109 BlogMe llama la atención una entrada en Medium con el titular que reproduzco. Si es cierto que los ‘techies’ han ganado, ¿quién ha perdido o está perdiendo? Y también, si se estaba dirimiendo una batalla o competición, ¿cuál era?

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