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¿Qué esperamos del líder?

El poder sin amor es imprudente y abusivo, y el amor sin poder es sentimental y anémico. (Martin Luther King)

170125 Matriz Liderazgo 2*2Las noticias sobre política nacional e internacional de estas semanas me han hecho recordar una afirmación atribuida a Peter Drucker:

«Lo único que puede esperarse que ocurra espontáneamente en una organización es fricción, desorientación y resultados por debajo de lo esperado. El resto requiere liderazgo.»

La aplicaría a algunos Gobiernos, a algunos partidos, y quizá también a la sociedad en general. ¿Estamos viendo las consecuencias de una carencia de liderazgo? ¿O tal vez de liderazgos adecuados?

No son preguntas fáciles de responder, porque hay muchas definiciones de liderazgo. Y muchas más todavía de los atributos de un buen liderazgo. El carisma y la capacidad para tomar decisiones son dos de las que casi invariablemente proponen los participantes en nuestros talleres.

El panorama político y los resultados de los procesos electorales aquí y en otros países me han sugerido la matriz 2*2 de la Figura. Como todos los esquemas de este tipo, no deja de ser una simplificación, pero creo que serviría para encajar a un buen número de dirigentes en una u otra casilla.

Cada cual puede hacer el ejercicio por su cuenta. Lo que a mí me sale es que hay relativamente pocos candidatos que merezcan ser ubicados arriba a la derecha. Que se ajusten a la descripción que hizo del líder el malogrado David Foster Wallace (traduzco de la versión inglesa):

«Un verdadero líder es alguien que, por su particular poder, carisma y ejemplo, es capaz de inspirar a la gente [… ] Un verdadero líder puede de algún modo conseguir que hagamos ciertas cosas que en el fondo sabemos que son buenas y queremos ser capaces de hacer pero que normalmente no conseguimos hacer por nosotros mismos […] En otras palabras, un verdadero líder es alguien que puede ayudarnos a superar las limitaciones de nuestro egoísmo y pereza y miedo y conducirnos a hacer cosas mejores de las que nosotros conseguimos hacer por nosotros mismos.»

¿Estaríais de acuerdo? ¿A quién se os ocurriría ubicar en cada casilla?

Se me ocurren más preguntas, pero darán para otra entrada.

Este tecnoutópico, ¿se engaña o nos engaña?

160804 Kevin KellyVagabndeando por una de mis librerías favoritas, me he topado con el último libro de Kevin Kelly. Dudo que lo lea. Tengo un mal recuerdo, como de tiempo perdido, de «What Technology Wants«, un libro anterior. Lo encontré superficial, y a menudo irritante. Por afirmaciones como ésta, por ejemplo:

«Un soneto de  Shakespeare y una fuga de Bach están en la misma categoría que el motor de búsqueda de Google y el iPod: Algo útil producido por una mente.»

Pero, sobre todo, por su intento (grosero, diría yo) de postular que la tecnología evoluciona siguiendo leyes del mismo orden que las que guían la evolución de la Naturaleza.

«No podemos pedir que la tecnología nos obedezca, como tampoco podemos pedir a la vida que nos obedezca.«

La diferencia (evidente) es que la tecnología no evoluciona de modo autónomo, sino bajo el impulso de los humanos que la imaginan, la crean, la diseñan, la producen, la comercializan, invirtiendo tiempo y dinero en todo ello. Lo que rige la evolución de la tecnología son pulsiones e intereses de los humanos y no leyes naturales, ni mucho menos inmutables.

Pero el autor se esfuerza, prefiero pensar que conscientemente, en ocultarlo. Contrariamente a lo que sugiere la portada de su libro, las tecnologías no son «fuerzas inevitables«: sólo instrumentos. Un martillo no es una fuerza; sólo transmite la fuerza de quien lo empuña. Una pistola no dispara; lo hace quien aprieta el gatillo.

Por eso me ha interesado más «The 4th Revolution«, una de las obras de un profesor de filosofía de Oxford. Uno de sus puntos de partida es que:

«La gran oportunidad que ofrecen las TIC conlleva también una enorme responsabilidad para entenderlas y sacar provecho de ellas del modo adecuado.»

Entender exige observar y explorar puntos de vista:

«El tecnófilo y el tecnófobo hacen la misma pregunta: Qué es lo nuevo? El filósofo se pregunta que es lo que hay detrás.»

Sobre ‘lo que hay detrás’, un medio nada sospechoso de ludismo The Economist se refería en estos términos a los frikis (‘geeks’) de Silicon Valley:

«El imperio de los frikis saca su fuerza de una cultura de la tecno-evangelismo que permite a los empresarios a replantear los sistemas antiguos y abrazar nuevas. Muchos habitantes del valle creen que la tecnología es la solución a todos los males y que el gobierno es sólo una molestia que aún carece de un algoritmo.» (The Economist, «Inside Silicon Valley: Empire of the Geeks«).

Aunque confieso no sentir precisamente admiración por los políticos y los gobiernos que nos han tocado, no creo que lo que corresponda sea sustituirlos por un algoritmo creado por algún friki de Silicon Valley. Deberíamos ser capaces de concebir ideas mejores e incluso de ponerlas en práctica.