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La simplicidad es un buen principio

Mi esposa y yo estamos volviendo a ver «El Ala Oeste de la Casa Blanca«. ¿Por qué? Porque es mucho mejor que la mayor parte de lo que se puede ver por la tele estos días. Además, hace tiempo que tenía ganas de hacerlo con un bloc de notas a mano y tomar apuntes. Quizá para un taller de liderazgo, algún día (Borgen sería otra posibilidad).

Segunda temporadade la serie. Episodio «17 People». Encuentro en YouTube este fragmento sobre una trama secundaria.

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=NXPLirJRGDQ&w=800&h=450]

Sam y Ainsley Hayes (una abogada republicana que forma parte del equipo) discuten sobre la Equal Rights Amendment, una propuesta de enmienda a la Constitución de los EEUU, cuyo primer artículo  rezaba así:

«La igualdad de derechos ante la ley no puede ser negada ni restringida por los Estados Unidos o por ningún Estado por motivos de sexo.«

Para sorpresa de Sam, Ainsley se opone a la enmienda, por considerarla redundante:

AINSLEY
The 14th Amendment which says a citizen of the United States is anyone that's
born here... that's me... and that no citizen can be denied due process. I'm
covered. Make a law for somebody else.

Más adelante,

SAM
If the Amendment's redundant, what's your problem if it's passed or not?

AINSLEY
Because I'm a Republican! Have we met? I believe that every time the federal
government hands down a new law, it leaves for the rest of us a little less freedom. So
I say, let's just stick to the ones we absolutely need to have water come out of
the faucet and our cars not stolen. That is my problem with passing a redundant law.

Todo ello viene a cuento de una entrada anterior sobre la (¿excesiva?) complejidad de la regulación, en general. Y de constatar que existe en España una Ley Orgánica (3/2007) para la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, cuyos 78 artículos ocupan 35 densas páginas a dos columnas en el BOE.

¿Redundante? Pienso que Ainsley Hayes nos remitiría al artículo 14 de la Constitución española:

Artículo 14Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo,religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.

Cierro convencido de que la simplicidad bien aplicada, también a la regulación, es siempre un objetivo y un buen principio.

Un principio que sería útil tomar en cuenta a la hora de regular lo relativo a la innovación disruptiva y las tecnologías exponenciales. Este artículo («Exponential growth devours and corrupts«) propone algunos principios simples, pero no demasiado simples. Tema para próximas entradas.

Cuando los robots llaman a la puerta …

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La figura reproduce la portada del suplemento Dinero de La Vanguardia de 12/6/2016.

Más que el contenido del reportaje, me interesa comentar lo que omite. Una cuestión, a mi entender fundamental:

«Si los robots llaman a la puerta, es que alguien los programa para que lo hagan. Alguien, también, paga a esos programadores, hemos de suponer que con algún interés e intenciones. ¿Cuáles en concreto?«

Por si no encontramos ocasión de preguntárselo, puede ser útil recordar, algunas lecciones de la anterior Revolución Industrial, ahora que se anuncia una nueva. Cito una vez más a Karl Polanyi:

«En el corazón de la Revolución Industrial del siglo XVIII se puede comprobar un perfeccionamiento casi milagroso de los instrumentos de producción y a la vez una dislocación catastrófica de la vida del pueblo.«

Aventuraré que la sustitución de puestos de trabajo por robots puede tener un paralelo en las enclosures de los principios de la Revolución Industrial. Los grandes terratenientes vallaron y parcelaron las propiedades de cuyo cultivo vivían los aparceros y dedicaron la tierra a pastos para las ovejas que habían de proporcionar la lana que las nuevas fábricas textiles necesitaban para hacer rentable su maquinaria. Los campesinos perdieron su fuente de subsistencia, siendo invitados a migrar a las ciudades, donde se convirtieron en mano de obra desprotegida, a menudo en condiciones infrahumanas. Cito de nuevo a Polanyi:

«Escritores de todas las opiniones y partidos, conservadores y liberales, capitalistas y socialistas, han hablado indefectiblemente de las condiciones sociales bajo la Revolución Industrial, describiéndolas como un verdadero abismo de degradación humana.»

Esta situación se tardó varias décadas en corregirse. ¿Podría reproducirse ahora? Convendría pensar en ello antes de ensalzar a los robots como progreso o aceptarlos como parte de un futuro incontrolable. Vuelvo de nuevo a Polanyi:

«Si el efecto inmediato de un cambio es deletéreo, entonces, hasta que no se pruebe lo contrario, su efecto final también será deletéreo […] El ritmo del cambio, comparado con el de la adaptación, decidirá qué es en realidad lo que debe ser considerado en el resultado neto del cambio.»

Sobre este particular, lo que preocupa es oir hablar tanto de disrupción exponencial, pero nada de adaptación exponencial.