Asumir la libertad de escoger nuestro papel
Los propósitos de fin de año me han llevado a una lectura más reflexiva de «Conscious Business: How to Build Value Through Values». Sin descartar que vuelva sobre ello más adelante, sólo unos apuntes:
- Puede leerse asimismo como ayuda para construir organizaciones conscientes, sean o no de negocio.
- Pienso que en muchos de los dominios donde se producen conflictos y se plantean retos ayudaría mucho asumir la consecuencia de la elección, individual y colectiva, sobre asumir el rol de víctima o el de protagonista. Aceptando, de entrada, que todos somos víctimas en algunos ámbitos, pero no deberíamos resignarnos a serlo en todos.
Una vez más, sin embargo, la propuesta de abandonar el papel de víctima para adoptar el de protagonista es un QUÉ (¿qué hacer?) al que le falta el CÓMO (¿cómo hacerlo?). En el actual mundo VUCA (Volátil, Incierto, Complejo, Ambiguo), andamos cortos de certezas sobre cómo abordar los futuros, tanto individuales como colectivos.
Desde una perspectiva social, aparecen múltiples estrategias. De una parte, en relación a quienes asumen abiertamente roles de protagonismo. Emprendedores que crean nuevos proyectos, o intra-emprendedores cuyo objetivo es revitalizar organizaciones o instituciones ya existentes.
Pero también al respecto de las víctimas. Para desactivar los bloqueos de quienes sitúan su zona de confort en la cultura de la queja. Pero también, a menos que se acepte mantener o ampliar fracturas que ya existen, para ayudar a cambiar de conducta a quienes, tal vez por su trayectoria vital, sólo saben sentirse como víctimas aunque quisieran no serlo. Continuará.
NOTA: El hecho de que la portada del libro contenga una recomendación de la COO de Facebook no debería echar para atrás a un lector inquieto. Parece ser que ella no se aplica el principio de responsabilidad incondicional, uno de los pilares del argumento del libro.
M. Chagal. Vidriera que representa al poeta Ezequiel.
Empezaré confesando que cada vez me irritan más los profetas tecnológicos, como el autor de la pieza «These 6 new technology rules will govern our future«) que publica el Washington Post (que tiene a Jeff Bezos, el CEO de Amazon, como propietario):
Lo que me molesta no es tanto que algunas de estas profecías me resulten increíbles (las #3 y #5 en concreto) o incómodas (la #6), sino que se presenten como inevitables sin más justificación que un flagrante determinismo tecnológico:
Insistiría en primer lugar, aunque sea un tema recurrente en este espacio, que la tecnología no está creando ninguna regla, porque no tiene autonomía para hacer algo así. La tecnología evoluciona como consecuencia de actuaciones de personas, grupos o empresas que la conciben, diseñan, producen, difunden y consumen. Podemos admitir como una predicción plausible, por ejemplo, que se digitalizará todo lo digitalizable (y que se intentará además digitalizar lo no digitalizable). La tecnología lo permite, pero no lo impone. La digitalización es un resultado, previsible si se quiere, de las decisiones de gente que digitaliza cosas. Por los motivos que sean, no siempre altruistas.
En la misma línea, quizá sería apropiado conjeturar que lo que subyace a estas predicciones del autor no es tanto una inexistente ley tecnológica, ni tampoco su improbable capacidad como vidente, sino el conocimiento de las intenciones de quienes utilizan o planean utilizar la tecnología de un determinado modo y con unas determinadas intenciones.