eSTEMos al tanto

Asistí de oyente a una reunión de una patronal de empresas convocada con la temática de incentivar las vocaciones STEM (Science, Technology, Engineering, Math) en las escuelas.

Habiendo sido yo mismo el sujeto de una voación STEM precoz (tuve la fortuna de licenciarme y doctorarme en Física), creo que puede afirmar con un cierto conocimiento de causa que los ponentes (sin duda bien intencionados) no consiguieron generar demasiado entusiasmo con sus propuestas a favor de las STEM.

Por el contrario, incluyeron argumentos que me parecen desencaminados, si no directamente peligrosos.

  1. En primer lugar, basándose en estudios que indican que las vocaciones STEM se consolidan ya hacia los 14 de años de edad, se propuso promocionar activamente las STEM a partir de los 10 años.
  2. En la práctica, las propuestas mostradas de promoción de las STEM se centraban en exclusiva en la tecnología informática, con énfasis en enseñar a programar. Ni una sola mención a las Ciencias (Física, Química, Ciencias de la vida) ni a las Matemáticas. El aprendizaje de las ciencias amplía las perspectivas mentales. La programación, por su propia naturaleza y orientación, las reduce. Promover el aprendizaje de programación como paradigma de STEM es reduccionista, demagógico y en mi opinión perjudicial.
  3. Tampoco hubo ninguna mención a la conexión necesaria entre las Ciencias (que generan respuestas) y las Humanidades (que estimulan preguntas oportunas).

Cabría además ver con reticiencia los intentos de las empresas de influir en los contenidos escolares, que se cuestionan también en The New York Times («How Silicon Valley Pushed Coding Into American Classrooms«). Más aún cuando las mismas empresas proclaman que en esta época de cambios acelerados no se puede predecir cómo serán los modelos de negocio a diez años vistos, y que muchas de las profesiones que imperarán en esa época están todavía por inventar. Si eso es así, y probablemente lo sea, no deja de resultar un punto paradójico su intento de influir en las escuelas con argumentos de futuro.

Para conversar sobre la ciencia

Dos videos que bien pueden motivar una conversación sobre ciencia.

No creo ser el único fascinado por el péndulo de Newton.  ¿Por qué se comporta como lo hace? ¿Funcionaría si cada bola colgaran de un hilo en lugar de dos? ¿Por qué funciona mejor con dos hilos? ¿Qué juego popular se basa en el mismo principio físico que el péndulo de Newton? ¿Cómo nos ayuda el péndulo a explicar la función del reposacabezas en los automóviles?

Un video sobre una variante del péndulo de Newton. ¿Por qué funciona como lo hace?

El cientificismo, no las Ciencias, amenaza a las Humanidades

Hace unos días, el Colectiu Pere Quart organizó una reunión en el Ateneo de Barcelona bajo el lema «¿Un siglo XXI sin humanidades?«, con el objetivo de debatir «el papel de las humanidades ante los grandes retos, cada vez más frenéticos, del siglo XXI«.

Desafortunadamente, pienso, la mayoría de las intervenciones podrían calificarse, en palabras de  Gregorio Luri, como de anti-anti-Humanidades. Es decir, centradas en denunciar a quienes postergan los recursos destinados a la educación en humanidades (sobre todo las administraciones) en lugar de presentar un relato en clave de futuro. Nadie lo mencionó, pero el espíritu de Lakoff Conoce tus valores y enmarca el debate«) flotaba en el ambiente.  Cuando aceptas debatir dentro del marco mental y el lenguaje de tu oponente, ya has perdido.

En relación al papel de las humanidades en la sociedad, se manifestaba entre los asistentes un malestar general por las presiones que desde el mundo empresarial se dirigen a que el sistema educativo produzca profesionales con un perfil adaptado a las necesidades de las empresas. Un síntoma de ello son las múltiples propuestas de dar un tratamiento preferencial a los estudios STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics).

En este contexto, Jaume Aulet, del Colectiu Pere Quart, llamó acertadamente la atención sobre cómo un buen número de disciplinas relacionadas de un modo u otro con el comportamiento humano se rebautizan como Ciencias (p.e. Ciencias Políticas, Ciencias de la Comunicación, Ciencias Económicas, Ciencias de la Educación). Se trata de un síntoma más del cientificismo, que la Wikipedia define como:

«La postura que afirma la aplicabilidad universal del método y el enfoque científico, y la idea de que la ciencia empírica constituye la cosmovisión más acreditada o la parte más valiosa del conocimiento humano, aun la exclusión de otros puntos de vista.«

La cuestión es que el cientificismo al uso es reduccionista en múltiples sentidos, por lo que representa una amenaza no sólo para las Humanidades, sino para las Ciencias en su sentido más amplio.

  • De entrada, por su postura insostenible (tema para otra entrada) de negar que exista otro conocimiento fiable que no sea el científico.
  • En segundo lugar, porque la historia muestra que muchos de los que contribuyeron a la ciencia moderna a partir de la segunda mitad del siglo XIX tenían una sólida formación filosófica. Sólo a principios del siglo XX, y principalmente desde los EEUU, la presión de los grandes capitalistas del momento propició que la orientación de las Universidades virara desde la formación de «laborious thinkers» a la de «thinking labourers».
  • Por último, porque la mayoría de los discursos sobre STEM enfatizan sobre todo la Tecnología, y más específicamente la capacidad de programar sistemas informáticos.

Me quedo con el planteamiento de Marina Garcés, que en consonancia con las tesis de sus últimos líbros, intervino apuntado a reivindicar futuros más que a recuperar el pasado. Cito de su propuesta de una «Filosofía inacabada«, que «nos interpela hoy en un mundo que muestra síntomas de agotamiento, como planeta y como modelo de sociedad»:

  • «La filosofía es un pensamiento que transforma la vida.»
  • «La filosofía es una forma de compromiso con el mundo.»
  • La filosofía no es útil ni inútil, es necesaria.»

Tengámoslo presente: el cientificismo reduccionista es una amenaza no sólo para las Humanidades, sino para la Ciencia bien entendida. Y, como consecuencia, para el futuro de la sociedad. Anticipándome a posibles descalificaciones, así lo reivindico desde mi titulación de «Doctor en Filosofía en la especialidad de Física» que el M.I.T. tuvo a bien concederme en su momento.

Continuará.

Crédito imagen: https://www.theguardian.com/books/2016/aug/24/homo-deus-by-yuval-noah-harari-review