¿Se ha vuelto compasivo Silicon Valley?

En eldiario.es reproducen hoy un artículo («¿Un Silicon Valley compasivo?«) que escribí para el último número de Alternativas Económicas.

Va sobre la cuestión de la renta básica universal, intentando analizar por qué una innovación social de este tipo se propone precisamente ahora y precisamente desde Silicon Valley.

Me alegra y anima que desde eldiario.es se considere que algo de lo que escribo tiene la calidad suficiente como para reproducirlo. Pero sobre todo me honra colaborar con Alternativas Económicas, una revista que debería ser de lectura obligada para cualquier espíritu inquieto interesado en eso, en alternativas a las visiones convencionales de la Economía (la ciencia económica) y la economía (el modo en que la sociedad gestiona los asuntos económicos). (Debo al recomendable libro de Miren Etxezarreta la conciencia de esta importante distinción).

Disclaimer: Alternativas Económicas es una cooperativa de la que soy socio, además de colaborador escribiente.

Trabajadores de nuevo cuello

Damian Lewis as Bobby "Axe" Axelrod in Billions (Season 1, Episode 1). - Photo: JoJo Whilden/SHOWTIME - Photo ID: Billions_101_4565.R

Damian Lewis como Bobby «Axe» Axelrod en Billions. Photo: JoJo Whilden/SHOWTIME

Parece que las nuevas tecnologías están añadiendo un nuevo arquetipo a la dicotomía clásica entre trabajadores de cuello blanco y de cuello azul. Se trata de los trabajadores de nuevo cuello.

El término aparece en una carta de la CEO de IBM al Presidente electo Donald Trump:

«En nuestros centros en los EEUU, un tercio de nuestros empleados no son graduados. Lo que para nosotros cuenta más son habilidades relevantes, que a veces obtienen por medio de la formación profesional (‘vocational training’). Estamos además creando y contratando trabajos de ‘nuevo cuello‘ – roles completamente nuevos en áreas como la ciberseguridad, la ciencia de datos, la inteligencia artificial y los neogicios cognitivos […] Le propongo que trabajemos juntos para escalar la formación profesional para crear un cuerpo nacional de profesionales con las habilidades precisas para hacerse cargo de los trabajos de ‘nuevo cuello‘ en tecnología que hacen falta en América». 

Queda por clarificar, sin embargo, cuestiones nada triviales como el rango de salarios y atribuciones de esta nueva categoría. De momento, para el diccionario Oxford, el nuevo cuello:

«Designa o está relacionado con un grupo socio-económico cuyos miembros tienen trabajos con salarios bajos en oficinas o servicios, en lugar de trabajos manuales o industriales.»

En cualquier caso, los tiempos cambian y quizá habría que innovar también en la nomeclatura de las categorías socio-laborales. No podríamos, por ejemplo, caracterizar al multimillonario protagonista de Billions por el cuello de su atuendo.

Se busca: El alma de la economía

Find Meaning by Creating It copiaCuando un artículo titulado «Economía sin alma» empieza por preguntarse si «¿puede el capitalismo volver a reconciliar crecimiento con progreso social?», uno se da cuenta que al autor (el catedrático Antón Costas) da por sentado que «no hay alternativa viable al capitalismo».

No es la única voz que reclama un cierto grado de introspección al respecto del funcionamiento de la economía. Podemos también encontrarlas en el número especial de fin de año de The Economist. Constata en su artículo de portada, que, aunque la mayor parte de la población mundial vive mejor de lo que nunca antes hubiera vivido,

«Large parts of the West, however, do not see it that way. For them, progress happens mainly to other people. Wealth does not spread itself, new technologies destroy jobs that never come back, an underclass is beyond help or redemption, and other cultures pose a threat—sometimes a violent one.«

Más adelante, bajo el titular de «Capitalismo y Democracia«, añade dos líneas para la reflexión. La primera, sobre la economía:

«The rate of productivity growth across the rich world has been disappointing since the early 1970s, with only a brief respite in 1996-2004 in the case of America. […] Meanwhile, the fruits of what growth there is get captured by an ever narrower section of society. And those who succeed on the basis of merit are marrying other winners and hoarding the best educational opportunities.«

La segunda, sobre el funcionamiento de las instituciones en cuyo contexto se desenvuelve la economía:

«At the same time democracy is becoming more dysfunctional.«

Dos síntomas más que confirman que el futuro del capitalismo no se está repensando sólo desde la izquierda. Algunas mentes pensantes del ‘establishment‘ económico han iniciado también un proceso de ‘mindfulness‘. (Recordemos que McKinsey, nada menos, proponía ya en 2014  «redefinir el capitalismo«).

Así que cuando Antón Costas propone reformar el capitalismo porque «a partir de los años 80 la economía perdió el alma» y «hoy necesitamos devolvérsela», es obligado pedir que se pongan claramente sobre la mesa las cuatro ‘preguntas poderosas‘ pertinentes sobre todo proceso de transformación: ¿Para qué?, ¿Qué?, ¿Cómo?, ¿Quién? 

Porque podemos dar por descontado que no hay, ni de lejos, el alineamiento necesario sobre las respuestas.

  • Por ejemplo, ¿a quién se hace referencia al decir ‘necesitamos devolver el alma‘ a la economía?
  • ¿Cuál es la aproximación a ‘la economía’ a la que se ha de devolver el alma? En un libro declaradamente provocador, Miren Etxezarreta propone distinguir entre la ‘Economía‘ en mayúsculas, entendida como disciplina, y ‘la economía‘ con minúsculas, entendida como el ámbito real de la organización económica. Supongo que no debo ser el único que hay suficiente evidencia del riesgo y de las consecuencias de dejar a los economistas el monopolio de las propuestas sobre la economía. (Por eso es importante que existan medios como Alternativas Económicas).

Lo dejaremos aquí por hoy, sin ni siquiera entrar en el meollo de la cuestión, que sería la naturaleza del alma que hay que reponer, tanto a la Economía como a la economía. Pero, dado que Antón Costas propone volver a Keynes, no me resisto a acabar con una cita de sus «Economic Possibilities for Our Grandchildren«,

«When the accumulation of wealth is no longer of high social importance, there will be great changes in the code of morals. We shall be able to rid ourselves of many of the pseudo-moral principles which have hag-ridden us for two hundred years, by which we have exalted some of the most distasteful of human qualities into the position of the highest virtues. We shall be able to afford to dare to assess the money-motive at its true value. The love of money as a possession – as distinguished from the love of money as a means to the enjoyments and realities of life – will be recognised for what it is, a somewhat disgusting morbidity, one of those semi-criminal, semi-pathological propensities which one hands over with a shudder to the specialists in mental disease. All kinds of social customs and economic practices, affecting the distribution of wealth and of economic rewards and penalties, which we now maintain at all costs, however distasteful and unjust they may be in themselves, because they are tremendously useful in promoting the accumulation of capital, we shall then be free, at last, to discard

No me parece un mal punto de partida para pensar sobre los ¿Qué? de la reforma de la economía. Pero siguen quedando otras ‘preguntas poderosas’ por responder. Feliz 2017!

Disclaimer: Soy socio de la cooperativa que edita Alternativas Económicas.

Ilustración: Del imprescindible Gapingvoid.

 

Paro juvenil y abandono escolar

161124 Abandono EscolarEn un artículo en la Vanguardia, el economista Miquel Puig sostiene que:

  • En España no tenemos un problema específico de paro juvenil, sino un problema generalizado de paro, una de cuyas consecuencias es la tasa de paro juvenil.
  • Que el paro juvenil no tiene casi nada que ver con nuestro sistema educativo, porque «nuestros resultados en las pruebas PISA son mejores que los de Suecia, Islandia o Noruega, países que sólo han experimentado el paro en situaciones excepcionales«.

Con el debido respecto al Sr. Puig, parece una manifestación más propia de un tertuliano que de un economista, incluso teniendo en cuenta que la economía no se distingue precisamente por ser una ciencia exacta. Antes de sacar conclusiones apresuradas valdría la pena tener presente:

  • Que la tasa de paro juvenil (48,7% según los últimos datos del INE) es considerablemente mayor que la que registran otros grupos de edad (18,8% entre los 25 y 55 años, 17,8% entre los mayores de 55 años).
  • Que la tasa de abandono escolar en España (que es todavía del 20%, pese a haber disminuido a partir de la crisis), es de las más altas de Europa, duplicando la media Europea.

Parece también añadir al análisis la conclusión a la que apunta el Sr. Puig, que apunta a un modelo productivo «que tiene la peculiaridad de ocupar el triple de jóvenes poco cualificados que cualquier país al norte de los Pirineos«.  Lo que parece plantearse así es un problema sistémico, con más de una causa y sin soluciones simples. Recuerdo a este respecto de admonición de Einstein:

«Debería hacerse que todo fuera lo más sencillo posible, pero no más sencillo.»

No es la tecnología la que suprime trabajos

161019b blog

Podemos predecir con toda seguridad que las nuevas tecnologías (robots, drones y artefactos guiados por la mal llamada inteligencia artificial) no eliminarán ni un solo puesto de trabajo, ni a corto ni a medio plazo. Y, al mismo tiempo, pronosticar que el uso que se hará de esas tecnologías cambiará el mundo del trabajo de forma radical. Eliminando puestos de trabajo a corto plazo; quizá también creando nuevas profesiones y empleos, pero tal vez ni en la misma cantidad ni al mismo ritmo.

No es una contradicción. Porque no son las pistolas las que matan, sino los pistoleros. Ni los pinceles quienes pintan, sino los pintores. Del mismo modo, lo que amenaza con destruir puestos de trabajo no es la tecnología, sino quienes la utilizan como herramienta con el único criterio de producir más (o mejor), aunque sea a costa de eliminar puestos de trabajo. En su visión de progreso, el desarrollo tecnológico es un imperativo que no se discute, y la reducción de puestos de trabajo sólo un daño colateral inevitable como consecuencia.

El trasfondo ideológico de esta visión del mundo es bien conocido. El crecimiento económico y los beneficios se consideran prioritarios, por encima de cualquier otra consideración social. Para ello, capital y trabajo se consideran como insumos intercambiables en el proceso económico; la proporción adecuada de cada uno es en cada caso la que produzca el mayor beneficio económico. 161019 Blog

Un informe reciente de la OCDE («The Labour Share in G20 Economies«, (pdf)) evidencia con cifras y gráficos una persistente tendencia a reducir el peso económico del trabajo. De ellos se desprende:

  • Que el crecimiento de los salarios lleva años siendo mucho menor que el de la productividad.
  • Que se constata una reducción significativa del peso del trabajo en el conjunto de la economía. Una reducción que, dicho sea de paso, es mayor en España que en el resto de los países analizados en el informe.

Todo ello está ya teniendo lugar antes del despliegue masivo de robots y otros artefactos animados por software ‘inteligente’. Como señala el informe de la OCDE, la reducción del peso del factor trabajo no es una consecuencia de la tecnología, sino de que:

(1) Una buena parte del incremento en los beneficios se acumula en el sector financiero.

(2) Los beneficios de las empresas no financieras se han utilizado cada vez más para pagar dividendos y para invertir en activos financieros, en lugar de para inversiones productivas.

Como en otros asuntos de la post-modernidad, los males están más claros que los remedios. Hace pocos días, en una entrevista en La Contra de La Vanguardia, un experto en inteligencia artificial diagnosticaba que «la amenaza a la Humanidad no son las máquinas, sino los hombres». Resumía así su propuesta ante esta amenaza:

«Hay que tener en cuenta las consecuencias sociales e introducir la automatización al paso que la sociedad la puede absorber […] Debemos saber manejar las oportunidades y consecuencias de la tecnología que se está ­desarrollando y que en estos momentos está potenciando los problemas sociales con la destrucción del empleo. Y los políticos no saben solucionarlo

Cabría quizá añadir que tampoco los que desarrollan esas tecnologías dan precisamente muestras de una gran conciencia de responsabilidad social. Parece pues que será necesario repensar a la vez la tecnología junto con la política y la economía; esto es,  junto con los mecanismos de poder para crear un organismo social más sano. Porque los efectos del más de lo mismo  son a la vez predecibles e indeseables.

El inmobiliario corrompe el crowdfunding

160906 BlogSuponía que todos estábamos de acuerdo en haber interiorizado el efecto desastroso de la combinación de dos errores:

  • Permitir que el sector inmobiliario se convirtiera en motor de la economía.
  • Permitir que el sector financiero fuera la gasolina de ese motor (y no de otros).

Los titulares de estas semanas, que anuncian como una buena noticia la recuperación del inmobiliario, hacen temer que estemos a punto de que las fuerzas del mal estén volviendo a las andadas. Con el añadido de que, añadiendo la guinda del ‘crowdfunding, se incita a convertir en especuladores inmobiliarios a segmentos más amplios de la población.

En su origen, el crowdfunding era un mecanismo de financiación para apoyar proyectos empresariales, culturales o sociales al margen del ‘sistema’. Pero esta nueva moda utiliza el crowdfunding, corrompiendo su espíritu inicial, para reforzar un sistema (la inversión/especulación inmobiliaria) que ya ha demostrado sobradamente ser perverso.

Según el profesor García Montalvo (UPF), citado en el artículo de La Vanguardia,

Están proliferando este tipo de proyectos porque los fondos de inversión y la bolsa proporcionan rentabilidades tan bajas al ahorrador, en ocasiones hasta negativas, que se está volviendo al ladrillo”.

Me asaltan varias dudas/inquietudes:

  • ¿No hay algo profundamente disfuncional en un entorno empresarial y financiero que no es capaz de ofrecer otras alternativas de inversión responsable a los ahorradores?
  • ¿No podrían quienes tienen poder para ello imponer políticas, fiscales como mínimo, que desincentivaran la inversión/especulación inmobiliaria y primaran otras alternativas?
  • Movimientos de este tipo no pueden tener otro efecto que aumentar el déficit en vivienda asequible. ¿No podría generarse una alternativa en base a la combinación de políticas públicas y de innovación/emprendimiento social, incluyendo tal vez mecanismos de crowdfunding ético?

Necesitamos, con urgencia, imaginar y articular nuevos relatos, y nuevos proyectos a partir de ellos. Hay causa sobrada sobre el PARA QUÉ. Hay pistas plausibles sobre los QUÉ. Pienso que, como en otros asuntos de interés colectivo, tenemos un déficit de CÓMO.

Un reto para el transporte público

Blog 160803Es noticia estos días que Uber ha acordado vender sus operaciones en China a Didi Chuxing, un competidor local. Un suceso que poco más o menos se anticipaba en un artículo reciente en la MIT Technology Review. Lo que en principio puede verse como de derrota, para el CEO de Uber es una fusión entre grandes que aspiran a gigantes:

«Today we’re announcing our intention to merge Uber China with Didi Chuxing […] Uber and Didi Chuxing are investing billions of dollars in China and both companies have yet to turn a profit there. Getting to profitability is the only way to build a sustainable business that can best serve Chinese riders, drivers and cities over the long term. I have no doubt that Uber China and Didi Chuxing will be stronger together.«

Aunque los titulares de estos días se centrarán con casi total seguridad en esta fusión, creo que lo más interesante de la visión de Didi Chuxing, según el artículo de Technology Review, no se refiere a los taxis, sino a los autobuses urbanos:

«The bus is like an expanded carpool shuttle service: instead of taking a public bus with many stops, and maybe no seats left, and uncomfortable, we offer a shuttle-­like service with typically just one or two stops. All the seats on the bus are prebooked. We can [use our years of data] to determine popular origins and destinations, where commuters are basically making the same journey in the morning. With the scale of this network, we can pull people together.«

Vemos ahora que ni las compañías de taxis ni las administraciones públicas que les otorgan licencias han querido, podido o sabido diseñar y poner en práctica a tiempo estrategias efectivas para competir con depredadores como Uber. En Barcelona, TMB ofrece servicios de información bastante efectivos a través de la Web y del móvil. Pero sólo emiten información sobre la oferta; no la piden, recogen ni procesan sobre la demanda.

«¿Querrán/sabrán/podrán los gestores del transporte público de las ciudades imaginar y crear un futuro para el autobús urbano como el que apunta la emprendedora china?»

Hacen falta alternativas a estos inversores

160725 blogDicen por ahí que no hay que desperdiciar nunca una buena crisis, porque los errores y las dificultades son una gran oportunidad de aprendizaje.

Me temo, sin embargo, que no hemos aprendido lo suficiente de la crisis inmobiliaria. Había una coincidencia amplia acerca de los excesos del ladrillo, de su peso excesivo en la economía, de los efectos sociales negativos de la especulación inmobiliaria, etcétera. Uno hubiera, quizá ingenuamente, esperado que la sociedad en su conjunto, y las administraciones públicas en particular, hubieran aprovechado este tiempo de crisis para diseñar y poner en marcha políticas e instrumentos para evitar que la historia se repita. Pero este titular de La Vanguardia (y éste de El País) son un síntoma de que no es así, de que el sector está listo para volver a las andadas.

El texto del artículo contiene apuntes igualmente preocupantes:

    • Los inversores se ven atraídos por la alta rentabilidad que da ahora el alquiler de vivienda.
    • La presión de compradores  de alto poder adquisitivo está volviendo a expulsar a las familias de clase media hacia los barrios periféricos. “En el centro vuelve a haber locuras” reconocen los inmobiliarios.
    • Otros inversores buscan, más que rentas por alquiler, especular con una subida de precios, porque se considera que aún hay recorrido al alza desde los precios actuales hasta los que había antes de la crisis.

Se dibuja pues un panorama en que la inversión y la especulación inmobiliarias (si es que hay diferencia entre ambas) está volviendo por sus fueros. Sin que mientras tanto haya una estrategia y unas políticas claras que aseguren el acceso a una vivienda asequible (en compra o alquiler) a segmentos muy amplios de la población.

Entretanto, algún avispado emprendedor/especulador está aprovechando el boom de la economía colaborativa para promocionar una especie de crowdfunding inmobiliario. Su mensaje es que «gracias a las nuevas tecnologías cualquier persona [puede] invertir en inmuebles y así conseguir una buena rentabilidad por el alquiler y la apreciación de los mismos.»

Quisiera equivocarme, pero presumo que detrás de esta propuesta no hay más ética que la de la especulación en terrenos e inmuebles (un bien ficticio, recordemos, según Karl Polanyi). Con el añadido nocivo de incitar a un mayor número de ciudadanos a convertirse en especuladores colaborativos.

Creo que se impone considerar una alternativa:

¿Sería posible crear, entre administraciones, inversores éticos y particulares, un esquema de inversión en vivienda de alquiler accesible que supusiera una alternativa viable a la de los especuladores?

 

Una historia de espíritu emprendedor

160717 blogCuentan que el organizador de uno de estos macrofestivales de música tuvo la idea de empezar a ofrecer una retribución a los asistentes por cada vaso de plástico o lata vacía que le devolvieran, sin límite de cantidad. Quizá por conciencia cívica, para evitar en lo posible que el espacio quedara convertido en un vertedero. Quizá para ahorrar costes. No lo sabemos.

Sí sabemos, porque nos lo cuenta un profesor de emprendimiento, que había  habitualmente dos perfiles de personas que aprovechaban este incentivo: los jóvenes que conseguían así dinero para una cerveza más. También emigrantes emprendedores que pagaban la entrada no para escuchar música, sino para obtenenr alguna ganancia a base de canjear cuantos más residuos mejor.

Cuentan que un año el profesor llevó a su hijo de 14 años al festival y le puso en antecedentes de este esquema de limpieza. Luego se separaron, porque cada uno tenía sus preferencias sobre qué música escuchar y en qué compañía. Al reencontrarse, el padre supo que su hijo no había disfrutado demasiado de la música, pero sí había en cambio recogido 150€ canjeando vasos y envases. Le pareció oportuno felicitarle por su espíritu emprendedor.

Al cabo un par de semanas, padre e hijo negociaban qué compensación habría de corresponder a éste último por ajudar a limpiar a fondo, pintar y renovar un enorme trastero de la casa. Cuenta el padre que les costó hacer que su hijo comprendiera que un salario de 150€ por hora excedía los límites de lo que él encontraba razonable.

¿Moraleja?

Cuando los robots llaman a la puerta …

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La figura reproduce la portada del suplemento Dinero de La Vanguardia de 12/6/2016.

Más que el contenido del reportaje, me interesa comentar lo que omite. Una cuestión, a mi entender fundamental:

«Si los robots llaman a la puerta, es que alguien los programa para que lo hagan. Alguien, también, paga a esos programadores, hemos de suponer que con algún interés e intenciones. ¿Cuáles en concreto?«

Por si no encontramos ocasión de preguntárselo, puede ser útil recordar, algunas lecciones de la anterior Revolución Industrial, ahora que se anuncia una nueva. Cito una vez más a Karl Polanyi:

«En el corazón de la Revolución Industrial del siglo XVIII se puede comprobar un perfeccionamiento casi milagroso de los instrumentos de producción y a la vez una dislocación catastrófica de la vida del pueblo.«

Aventuraré que la sustitución de puestos de trabajo por robots puede tener un paralelo en las enclosures de los principios de la Revolución Industrial. Los grandes terratenientes vallaron y parcelaron las propiedades de cuyo cultivo vivían los aparceros y dedicaron la tierra a pastos para las ovejas que habían de proporcionar la lana que las nuevas fábricas textiles necesitaban para hacer rentable su maquinaria. Los campesinos perdieron su fuente de subsistencia, siendo invitados a migrar a las ciudades, donde se convirtieron en mano de obra desprotegida, a menudo en condiciones infrahumanas. Cito de nuevo a Polanyi:

«Escritores de todas las opiniones y partidos, conservadores y liberales, capitalistas y socialistas, han hablado indefectiblemente de las condiciones sociales bajo la Revolución Industrial, describiéndolas como un verdadero abismo de degradación humana.»

Esta situación se tardó varias décadas en corregirse. ¿Podría reproducirse ahora? Convendría pensar en ello antes de ensalzar a los robots como progreso o aceptarlos como parte de un futuro incontrolable. Vuelvo de nuevo a Polanyi:

«Si el efecto inmediato de un cambio es deletéreo, entonces, hasta que no se pruebe lo contrario, su efecto final también será deletéreo […] El ritmo del cambio, comparado con el de la adaptación, decidirá qué es en realidad lo que debe ser considerado en el resultado neto del cambio.»

Sobre este particular, lo que preocupa es oir hablar tanto de disrupción exponencial, pero nada de adaptación exponencial.