Facebook y las ranas que se dejan hervir

Infographic: Facebook's Growth Is Fueled by Mobile Ads | Statista

Todos conocéis la historia. Dicen que si se deja caer una rana en un cazo de agua hirviendo, reaccionará saltando fuera. Pero si se aumenta poco a poco la temperatura del agua, se irá acomodando y acabará hervida.

No creo necesario explicar por qué el anuncio de que cómo el móvil se ha convertido en el vehículo dominante de los ingresos de Facebook me ha traído esta historia a la conciencia.

Infografía: Statista

¿Qué esperamos del líder?

El poder sin amor es imprudente y abusivo, y el amor sin poder es sentimental y anémico. (Martin Luther King)

170125 Matriz Liderazgo 2*2Las noticias sobre política nacional e internacional de estas semanas me han hecho recordar una afirmación atribuida a Peter Drucker:

«Lo único que puede esperarse que ocurra espontáneamente en una organización es fricción, desorientación y resultados por debajo de lo esperado. El resto requiere liderazgo.»

La aplicaría a algunos Gobiernos, a algunos partidos, y quizá también a la sociedad en general. ¿Estamos viendo las consecuencias de una carencia de liderazgo? ¿O tal vez de liderazgos adecuados?

No son preguntas fáciles de responder, porque hay muchas definiciones de liderazgo. Y muchas más todavía de los atributos de un buen liderazgo. El carisma y la capacidad para tomar decisiones son dos de las que casi invariablemente proponen los participantes en nuestros talleres.

El panorama político y los resultados de los procesos electorales aquí y en otros países me han sugerido la matriz 2*2 de la Figura. Como todos los esquemas de este tipo, no deja de ser una simplificación, pero creo que serviría para encajar a un buen número de dirigentes en una u otra casilla.

Cada cual puede hacer el ejercicio por su cuenta. Lo que a mí me sale es que hay relativamente pocos candidatos que merezcan ser ubicados arriba a la derecha. Que se ajusten a la descripción que hizo del líder el malogrado David Foster Wallace (traduzco de la versión inglesa):

«Un verdadero líder es alguien que, por su particular poder, carisma y ejemplo, es capaz de inspirar a la gente [… ] Un verdadero líder puede de algún modo conseguir que hagamos ciertas cosas que en el fondo sabemos que son buenas y queremos ser capaces de hacer pero que normalmente no conseguimos hacer por nosotros mismos […] En otras palabras, un verdadero líder es alguien que puede ayudarnos a superar las limitaciones de nuestro egoísmo y pereza y miedo y conducirnos a hacer cosas mejores de las que nosotros conseguimos hacer por nosotros mismos.»

¿Estaríais de acuerdo? ¿A quién se os ocurriría ubicar en cada casilla?

Se me ocurren más preguntas, pero darán para otra entrada.

Entienden de Economía, pero no de economía

Blog 170126

From The Economist, 14/1/2017

Encadeno una secuencia de comentarios en prensa sobre los economistas y su profesión.

Empezando por un artículo en The Guardian («Chief economist of Bank of England admits errors in Brexit forecasting«) en que el economista en jefe del Banco de Inglaterra admite «que su profesión está en crisis al no haber previsto la debacle financiera de 2008 y haber valorado mal el impacto del voto sobre el Brexit.»

Lo más sorprendente es que considere que una causa del problema es no haberse dado cuenta a tiempo de que modelos concebidos racionalmente por los economistas no podrían reflejar comportamientos irracionales de la sociedad.

«Los modelos que usábamos eran bastante estrechos y frágiles. El problema surgió cuando el mundo se vino abajo y estos modelos no eran los apropiados para entender comportamientos profundamente irracionales.»

Supongo que alguien podría contestar que justamente lo irracional es usar modelos exclusivamente racionales para modelar comportamientos humanos, que como se sabe de sobra no son siempre racionales. El mismo personaje propone en «From economic crisis to crisis in economics» que lo que procedería es:

«Apoyarse en un conjunto de disciplinas, de las ciencias naturales como de las ciencias sociales, puede proporcionar una perspectiva diferente acerca del comportamiento individual y las dinámicas sistémicas.»

A buenas horas, mangas verdes.

Quizá no por causalidad, pocos días después The Economist («To be relevant, economists need to take politics into account«) incidía en la misma línea en relación con la política, un ámbito que no se distingue tampoco por una racionalidad extrema:

«Muchos economistas se contentan con tratar la política, como la física, como algo que tiene importancia económica pero que es materia de otros ámbitos. Pero cuando ignorar estos otros ámbitos convierte en irrelevantes las recomendaciones de política económica, es esencial ampliar el campo de mirada de la profesión […] Es mucho más difícil modelizar las instituciones políticas y sociales que los mercados de trabajo o de mercancías. Pero un enfoque cualitativo podría de hecho ser mucho más científico que ecuaciones que no arrojan mucha luz sobre cómo evolucionará el futuro.»

En La Vanguardia («Trump y el péndulo de la política«), Antón Costas, economista, escribe que:

«Las élites políticas y económicas que han dominado en el último cuarto de siglo se han dejado llevar por la arrogancia y la corrupción del dinero. Han estado ociosas y complacientes sin ver las señales de viraje del péndulo. Los populistas como Trump han tenido mejor olfato para identificar los vientos del cambio […] El problema no radica, sin embargo, en los populismos. Está en la incapacidad del liberalismo arrogante para percibir los excesos y la corrupción del último cuarto de siglo. Los liberales progresistas tienen que bajar a las trincheras del debate político para proponer ideas y políticas que restituyan de nuevo la fe en el progreso y que construyan sociedades decentes y tolerantes.«

Los economistas han sido una de las élites que más han contribuido en el pasado a las políticas con sus ideas y teorías. Habrá que bajar a la Economía (la ‘ciencia’ económica) de su torre de marfil para que adquiera una mayor capacidad de explicación de la economía (el ámbito real de la actividad económica) (*). Está cada vez más claro para qué hacerlo. Pero, como en todos los procesos de cambio, hará falta también concretar quién y cómo lo hará. 

(*) Debo la distinción entre Economía y economía a la lectura de «¿Para qué sirve realmente la Economía?«

El futuro que viene

Babelia 170121

Ilustración de Babelia, 21/1/2017

Interesante artículo («El futuro que viene«) de José Luis Pardo en Babelia. Extraigo el que me parece uno de sus párrafos centrales:

«El futuro se ha independizado completamente del presente; es decir, ha dejado de ser el resultado o la consecuencia del progreso acumulado por el pasado y el presente y se ha convertido en el auténtico foco autónomo desde el cual mana el tiempo, y el presente y el pasado ahora se definen con respecto a él.»

Resuena con el tema de una entrada anterior en este mismo espacio:

En las historias de aventuras, disponer de un mapa, del mapa del tesoro, es en sí mismo un tesoro codiciado. En la era de la exploración y el descubrimiento, el mapa relevante era el del territorio geográfico conquistado. Como nos recuerda Zygmunt Bauman, la situación es distinta hoy en día:

Antes el mapa reflejaba y registraba las formas del territorio. Hoy se trata de que el territorio se convierta en un reflejo del mapa.

Hoy en día, el mapa que nos presentan no es el de un tesoro histórico, de una riqueza pasada por recuperar, sino el de un tesoro futuro que algunos están ya dibujando y construyendo. Alerta.

 

 

Estos revolucionarios trabajan para el establishment

4th industrial revolutionLa propaganda sobre la supuestamente inevitable Cuarta Revolución Industrial proporciona un ejemplo más de la trampa de las elecciones binarias que apuntaba en otra entrada.

Según el Word Economic Forum (WEF), uno de los promotores más visibles de la idea,

«Estamos al borde de una revolución tecnológica que alterará los fundamentos del modo en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos unos con otros. Por su escala, alcance y complejidad, esta transformación no tendrá parangón en nada de lo que la humanidad haya experimentado hasta ahora.»

Ante esta inminencia supuestamente inevitable e imparable, la palabra clave en las recomendaciones del WEF es adaptarse:

«Las empresas deben forzosamente adaptar el modo en que diseñan, venden y entregan productos y servicios.»

«En último término, la capacidad de los sistemas de gobierno y las autoridades públicas para adaptarse es lo que determinará su supervivencia.»

«Las autoridades reguladoras deben adaptarse continuamente a un entorno nuevo y rápidamente cambiante, reinventándose para entender realmente lo que están regulando.»

Un planteamiento que bien puede calificarse como de darwinismo social, porque limita las opciones a una simple elección binaria: adaptarse o morir. Como no todo el mundo será capaz de adaptarse, se da por sentado que se producirán con toda seguridad daños colaterales. Pero, al plantear la revolución como inexorable e imparable, como si fuera el resultado de un designio divino, se eluden varias cuestiones clave:

  • ¿Podemos estar razonablemente seguros de que los beneficios de esta revolución serán mayores que los daños colaterales?
  • ¿Quién se hará, en su caso, responsable de compensar a quienes resulten perjudicados?
  • ¿Cómo se prevé adjudicar y/o repartir los beneficios que se generen?

Además, y en paralelo, parece obligado cuestionar que esta revolución y el modo que se plantea sea realmente inevitable. El mismo documento del WEF da pie para ello:

«No la tecnología ni la disrupción que conlleva son fuerzas exógenas sobre las que los humanos no tienen control. Todos nosotros somos responsables de guiar su evolución, en las decisiones que tomamos a diario como ciudadanos, consumidores e inversores. Debemos aprovechar la oportunidad y el poder que tenemos para dar forma a la Cuarta Revolución Infustrial y dirigirla hacia un futuro que refleje nuestros objetivos y valores comunes

Una frase que abre más interrogantes de los que resuelve. Porque las fuerzas que empujan esta nueva revolución industrial están por el momento fuera de nuestro control, si es que entendemos por nuestro el de las personas que no estamos invitados a las conversaciones de Davos. A menos, claro está, que la referencia a todos nosotros englobe sólo al establishment que lidera este discurso revolucionario.

En cualquier caso, un reto de liderazgo y de gobernanza para quienes piensen que hay (o que debería haber) más posibilidades que las que ofrece una elección binaria, quienes quieran influir desde sus objetivos y valores comunes en las elecciones y decisiones sobre este futuro que algunos ya han empezado a dibujar y construir. Más sobre ello en próximas entradas.

 

La trampa de las preguntas binarias

UBI at the MOBAl hilo de mi interés en el debate emergente sobre la renta básica universal, se me ocurrió someter una cuestión a votación sobre este tema en la «Wall Epic» de MOB&PAU una cuestión sobre qué hacer con una renta universal básica, con el resultado de la imagen.

La pregunta era:

«Si hubiera un salario universal básico para todo el mundo:

A. Trabajaría en algo que me apasionara.
B. Me dedicaría al sexo, las drogas, el rock&roll y los videojuegos.«

La figura muestra el resultado: la segunda opción fue la más votada. ¿Es representativo este resultado? ¿Hay que tomarlo en serio?

Por supuesto que no. Porque la muestra no es representativa, desde luego. Pero también porque las preguntas binarias tienen muchas posibilidades de ser tramposas. Sobre todo cuando quien pone la pregunta es también quien selecciona las opciones de respuesta de entre las potencialmente posibles.

Recuerdo estar presente cuando, a finales de los 70, al final de un seminario de Noam Chomski en M.I.T, alguien elogiaba la amplitud del debate entre ‘halcones’ y ‘palomas’ que los medios de comunicación de masas publicaban sobre la guerra del Vietnam. Chomski le alertó a estar más atento, señalando que se aceptaba el debate sobre si era mejor acabar de una vez la guerra lanzando una bomba nuclear sobre Vietnam o bastaba con quemar el territorio con napalm. Pero lo que no se ponía en ningún caso a debate, porque se daba por supuesto, era el derecho (o no) de los EEUU de librar una guerra en ese territorio.

Cuando se pretende contar con las opiniones de la gente para cambiar las cosas, una de las responsabilidades del líder o del facilitador es hacer bien las preguntas. Más ejemplos, ahora sobre temas de actualidad, en próximas entradas.

¿Se ha vuelto compasivo Silicon Valley?

En eldiario.es reproducen hoy un artículo («¿Un Silicon Valley compasivo?«) que escribí para el último número de Alternativas Económicas.

Va sobre la cuestión de la renta básica universal, intentando analizar por qué una innovación social de este tipo se propone precisamente ahora y precisamente desde Silicon Valley.

Me alegra y anima que desde eldiario.es se considere que algo de lo que escribo tiene la calidad suficiente como para reproducirlo. Pero sobre todo me honra colaborar con Alternativas Económicas, una revista que debería ser de lectura obligada para cualquier espíritu inquieto interesado en eso, en alternativas a las visiones convencionales de la Economía (la ciencia económica) y la economía (el modo en que la sociedad gestiona los asuntos económicos). (Debo al recomendable libro de Miren Etxezarreta la conciencia de esta importante distinción).

Disclaimer: Alternativas Económicas es una cooperativa de la que soy socio, además de colaborador escribiente.

Confianza, carisma, liderazgo, poder

161031 Confidence Leadership

Publicada en The New Yorker, 30/10/2016

Aprovecho la relativa calma del fin de semana para leer y escuchar con calma el discurso de despedida de Obama como Presidente de los EEUU.

Aunque sea probablemente demasiado pronto para juzgar su legado, podemos preguntarnos: ¿Ha sido Obama un buen líder?

Es evidente que habrá más de una respuesta. Para empezar, porque no hay una definición única de los atributos de un buen líder. Además, por supuesto, por la evidencia de que la mitad del país ha votado como su futuro jefe (¿o líder?) a un candidato que difícilmente podría ser más distinto del todavía presidente.

Muchos coinciden en considerar la visión, la capacidad de transmitir como una historia de futuro, como uno de los atributos clave de un líder. Quizá junto con el carisma, la capacidad de suscitar la admiración de sus seguidoresy de motivarles para convertir en realidad una visión compartida.

Yo pensaba que Obama tenía ambas cualidades: carisma y visión.

Pero quizá no. En uno de sus reportajes antes de las elecciones, el New Yorker atribuía a Hillary Clinton lo siguiente:

«Los votantes necesitan una narrativa para sus vidas […] incluyendo alguien a quien culpar por lo que haya ido mal. Donald Trump les ha dado una historia sencilla, fácil de entender y hasta cierto punto satisfactoria. Creo que los Demócratas no les hemos proporcionado un mensaje tan claro como haría falta acerca de cómo vemos la economía.» 

Creo que deberíamos retener esta última frase y pensar sobre ella. ‘Algo va mal‘, escribía Tony Judt hace algún tiempo, incluso antes de la propaganda que intenta vendernos los robots, la inteligencia artificial y facetas similares de la tecnología como sinónimos del progreso de la humanidad.

Tema para otro día. De vuelta a la cuestión del liderazgo de Obama, confieso que me sorprendió en un principio el comentario de Pilar Rahola en La Vanguardia:

«Así se van los Obama, con arrogancia, desprecio y prepotencia. No entendieron nada.«

Buceando un poco por la red, descubro que a Pilar Rahola nunca le ha convencido Obama. Defiende en cambio a Israel, cuyo Presidente actual, como tampoco la mayoría de sus antecesores, da ciertamente un imagen en nada parecida a la Obama. Lo qué si transmite la capacidad de tomar decisiones desagradables, a la vez que el gusto por ejercer el poder. Dos atributos que algunos, quizá la propia Rahola, quizá los votantes de Trump, considerarán como atributos cruciales de un buen líder.

Warren Bennis, reconocido como una autoridad en la temática del liderazgo escribió que:

«En cierta medida, el liderazgo es como la belleza; es difícil de definir, pero lo reconoces en cuanto lo ves.»

Así es. Al igual que sobre la belleza, hay opiniones para todos los gustos.

Trabajadores de nuevo cuello

Damian Lewis as Bobby "Axe" Axelrod in Billions (Season 1, Episode 1). - Photo: JoJo Whilden/SHOWTIME - Photo ID: Billions_101_4565.R

Damian Lewis como Bobby «Axe» Axelrod en Billions. Photo: JoJo Whilden/SHOWTIME

Parece que las nuevas tecnologías están añadiendo un nuevo arquetipo a la dicotomía clásica entre trabajadores de cuello blanco y de cuello azul. Se trata de los trabajadores de nuevo cuello.

El término aparece en una carta de la CEO de IBM al Presidente electo Donald Trump:

«En nuestros centros en los EEUU, un tercio de nuestros empleados no son graduados. Lo que para nosotros cuenta más son habilidades relevantes, que a veces obtienen por medio de la formación profesional (‘vocational training’). Estamos además creando y contratando trabajos de ‘nuevo cuello‘ – roles completamente nuevos en áreas como la ciberseguridad, la ciencia de datos, la inteligencia artificial y los neogicios cognitivos […] Le propongo que trabajemos juntos para escalar la formación profesional para crear un cuerpo nacional de profesionales con las habilidades precisas para hacerse cargo de los trabajos de ‘nuevo cuello‘ en tecnología que hacen falta en América». 

Queda por clarificar, sin embargo, cuestiones nada triviales como el rango de salarios y atribuciones de esta nueva categoría. De momento, para el diccionario Oxford, el nuevo cuello:

«Designa o está relacionado con un grupo socio-económico cuyos miembros tienen trabajos con salarios bajos en oficinas o servicios, en lugar de trabajos manuales o industriales.»

En cualquier caso, los tiempos cambian y quizá habría que innovar también en la nomeclatura de las categorías socio-laborales. No podríamos, por ejemplo, caracterizar al multimillonario protagonista de Billions por el cuello de su atuendo.

El mapa de la transformación digital

Gartner Digital MapVuelvo sobre el tema de los mapas y el poder, que apareció tangencialmente en una entrada anterior.

En momentos de incertidumbre como los actuales, disponer de un mapa fiable, incluso sólo de un mapa creíble, es una fuente de poder. En la era de la exploración y el descubrimiento, el mapa relevante era el del territorio geográfico conquistado o por conquistar. Como bien nos recuerda Zygmunt Bauman, la situación es distinta hoy en día:

Antes el mapa reflejaba y registraba las formas del territorio. Hoy se trata de que el territorio se convierta en un reflejo del mapa.

Hoy traigo un ejemplo: este mapa del marketing digital que publica la consultora Gartner. Lo presentan de este modo:

«El territorio digital es amplio y complejo […] Con este nuevo mapa interactivo de Gartner puede navegar por este territorio como un nativo. Hemos simplificado el paisaje y añadido puntos de referencia relevantes, de modo que usted pueda identificar las mejores fuentes para sus necesidades y adquirir sistemas que trabajen bien juntos.»

Sólo añadiré un comentario. Entre los recursos que el mapa describe no están las personas: sólo las tecnologías. ¿Un error de omisión? Pienso que no. Más bien parte de un storytelling deliberado que tiene como objetivo convencer de que cada vez hay más personas prescindibles.