Dos modos de enfocar el test de Turing

Uno de estos días pude ver «The Imitation Game» por la tele (me la perdí en su momento). La conversación entre Turing y el policía que le investiga me trajo a la mente el ‘test de Turing’. El lío de la invasión de los bots  y la proliferación de comportamientos poco racionales en las redes sociales me sugirió entonces la reflexión que he puesto en la pizarra (inspirada en un comentario de Jaron Lanier).

No dudo que haya gente con buenas intenciones persiguiendo la opción de la izquierda. Pero me parece cada vez más evidente que otros, con intenciones menos loables, apuestan en paralelo por la segunda vía. Sin descartar que haya quien juegue a la vez con dos barajas.

 

Los multiversos que vienen

Multiversos

Por si la realidad que percibimos no fuera ya suficientemente compleja, parece que estamos abocados a reconocer la existencia de realidades múltiples.

Astrofísicos y cosmólogos teorizan sobre la existencia de multiversos, universos que tienen una existencia paralela a la de nuestro universo habitual. Para algunos, estos universos alternativos podrían haberse originado en una fluctuación cuántica al principio de los tiempos, llevando desde entonces una trayectoria en el espacio-tiempo independiente de la nuestra. En algunos modelos, estos universos se estarían alejando del nuestro a una velocidad superior a la de la luz, por lo que sería imposible comprobar su existencia, y aún menos acceder a ellos. Me pregunto entonces para qué preocuparse del asunto; aunque seguro que  quienes lo hacen tendrán sus motivos. A lo mejor lo que pasa es que viven en un mundo distinto del mío, o yo del suyo.

Podría ser. Porque los acontecimientos mediáticos de estos días apuntan a que existen también realidades paralelas dentro de nuestro propio universo, de nuestra propia sociedad. Uno diría, por citar sólo dos ejemplos extremos, que resulta plausible conjeturar que muchos de los votantes de Trump viven en una burbuja distinta de la propia de los simpatizantes de Podemos; y que ambas burbujas están en la práctica incomunicadas entre sí. Podrían comunicarse, pero no lo hacen. O sólo para insultarse.

Hay quien sostiene que la tendencia a vivir en una burbuja irreal es uno de los rasgos de la naturaleza humana. Tal vez. Pero también es cierto que el asunto está empeorando a base de la combinación del automatismo de los bots y de la inteligencia (por llamarla de algún modo) que permite bombardear a cada cual los contenidos que se supone que le interesan. Una tendencia que irá a más. Porque, como se recoge en un informe reciente del Pew Institute,

«El capitalismo no proporciona incentivos para combatir los filtros de burbujas y sus efectos negativos, y la gobernanza internacional y la de las administraciones es virtualmente impotente.«

Porque, como reconoce incluso un tecnófilo como Kevin Kelly, es casi inevitable que si una tecnología puede usarse para hacer el mal, alguien hará precisamente eso, hacer daño con ella:

«Me preocupa el hecho de que no tengamos un consenso global acerca de las reglas sobre la ciberguerra. En otras palabras, tendremos esas armas – porque parece que no hay una tecnología que no hayamos convertido en un arma.»

Aunque Kevin Kelly se refiere a una guerra entre naciones, sus palabras también se aplican a las batallas por captar la atención de la gente, a las guerras de poder por ‘fabricar‘ lo que la gente tome como ‘la verdad’.

Para atisbar hasta qué punto las cosas pueden ir a peor, y por tanto irán, echad un vistazo al video adjunto, que demuestra cómo alterar sobre la marcha la imagen de lo que alguien está diciendo.

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=ohmajJTcpNk&w=560&h=315]

Aunque, bien mirado, la capacidad tecnológica para alterar la realidad también tiene su lado divertido. Echad un vistazo a esta cuenta de Twitter que versiona las órdenes ejecutivas de Donald Trump.

¿De qué es un síntoma la IPO de Snapchat?

160524 Snapchat

Viñeta: http://www.newyorker.com/cartoons/a19868

Lo confieso sin ningún rubor. No uso Snapchat. No me atrae. No lo necesito. Más aún. No me resulta fácil entender cómo son, en qué piensan, cómo viven, por qué o para qué lo necesitan esos 160 millones de personas que usan Snapchat cada día. Será cuestión de edad, como apunta la viñeta del New Yorker.

Anuncian ahora que Snapchat sale a Bolsa con una valoración de 25.000 millones de dólares, esperando atraer una inversión de unos 3.000 millones. Tampoco me resulta del todo fácil entenderlo, porque según las informaciones que se publican,  en 2016 la empresa perdió 515 millones de dólares, facturando sólo unos 350 millones. («Snapchat is in the money-burning business»).

Sabemos que los inversores, sobre todo los que se arriesgan en este tipo de operaciones, compran en función de expectativas de futuro. Como la continuidad de un crecimiento de usuarios al ritmo de un 40% anual. O que  los ingresos de la empresa alcancen los 1.000 millones de dólares este año.

Hay dos actitudes opuestas ante comportamientos que no entendemos. Una, demasiado habitual en mi opinión, es descalificar a quien los promueven adoptan, exhiben o promocionan. La otra es avivar la curiosidad y buscar explicaciones.

Prefiero la segunda. El éxito de Snapchat y el previsible de su salida a Bolsa es para mí un síntoma de que hay ahí afuera mundos que no se ajustan a los modelos mentales conforme a los que pienso, vivo y actúo. Confieso mi curiosidad. Agradeceré, de verdad, a quien proporcione explicaciones plausibles. Distintas, quiero decir, de asegurar que sólo se trata de un artilugio más para tener a la gente mortalmente entretenida y venderles así publicidad. Y de que hay gente con mucho dinero interesada precisamente en eso.

Más sobre la salida a Bolsa de Snapchat:

«Mark Zuckerberg is officially the new Bill Gates — and he could rain on Snap’s $3 billion parade«.

«Will the Snapchat I.P.O. Be a Flop?«.

«Here’s How Insanely Expensive Snap’s IPO Will Be«.

Facebook y las ranas que se dejan hervir

Infographic: Facebook's Growth Is Fueled by Mobile Ads | Statista

Todos conocéis la historia. Dicen que si se deja caer una rana en un cazo de agua hirviendo, reaccionará saltando fuera. Pero si se aumenta poco a poco la temperatura del agua, se irá acomodando y acabará hervida.

No creo necesario explicar por qué el anuncio de que cómo el móvil se ha convertido en el vehículo dominante de los ingresos de Facebook me ha traído esta historia a la conciencia.

Infografía: Statista