La educación y el mapa del futuro

170109 Prepararse ara el pasado

Viñeta de El Roto en El País, 9/1/2017

La viñeta de El Roto hoy en El País  interpela a todos los que tenemos un interés en el presente y el futuro de la educación.

En un mundo que se caracteriza por un cambio acelerado no sirve intentar aprender sólo en base al ‘método del caso‘ o su  equivalente en cada nivel educativo. No, a menos que hagamos también el esfuerzo de entender el contexto en que ese caso era relevante y en qué medida lo sigue o será siendo en el futuro.

Leo hoy mismo en el ‘feed’ de Seth Godin:

«Si alguien necesita indicaciones, no le des un globo terráqueo; le harás perder el tiempo. Pero si alguien necesita entender cómo son las cosas, no le des un mapa. No necesita indicaciones, sino la visión de conjunto.«

Pero no tenemos el mapa del futuro; hoy menos que nunca. Ni tan sólo nos resulta fácil dibujar con una mínima claridad el mapa del presente.

En momentos de incertidumbre, disponer de un mapa fiable, incluso sólo de un mapa creíble, es una fuente de poder. En la era de la exploración y el descubrimiento, el mapa relevante era el del territorio geográfico conquistado o por conquistar. Como bien nos recuerda Zygmunt Bauman, la situación es distinta hoy en día:

«Antes el mapa reflejaba y registraba las formas del territorio. Hoy se trata de que el territorio se convierta en un reflejo del mapa.«

Conviene tenerlo presente cada vez que nos presentan como indiscutible un mapa de futuro (desde el populismo, desde Silicon Valley, desde el independentismo, desde …). Detrás de esos mapas hay objetivos, propósitos, principios y valores que muchas veces se mantienen convenientemente ocultos. Porque el poder es tanto más fuerte cuanto menos explicaciones ha de dar sobre sí mismo.

Se busca: El alma de la economía

Find Meaning by Creating It copiaCuando un artículo titulado «Economía sin alma» empieza por preguntarse si «¿puede el capitalismo volver a reconciliar crecimiento con progreso social?», uno se da cuenta que al autor (el catedrático Antón Costas) da por sentado que «no hay alternativa viable al capitalismo».

No es la única voz que reclama un cierto grado de introspección al respecto del funcionamiento de la economía. Podemos también encontrarlas en el número especial de fin de año de The Economist. Constata en su artículo de portada, que, aunque la mayor parte de la población mundial vive mejor de lo que nunca antes hubiera vivido,

«Large parts of the West, however, do not see it that way. For them, progress happens mainly to other people. Wealth does not spread itself, new technologies destroy jobs that never come back, an underclass is beyond help or redemption, and other cultures pose a threat—sometimes a violent one.«

Más adelante, bajo el titular de «Capitalismo y Democracia«, añade dos líneas para la reflexión. La primera, sobre la economía:

«The rate of productivity growth across the rich world has been disappointing since the early 1970s, with only a brief respite in 1996-2004 in the case of America. […] Meanwhile, the fruits of what growth there is get captured by an ever narrower section of society. And those who succeed on the basis of merit are marrying other winners and hoarding the best educational opportunities.«

La segunda, sobre el funcionamiento de las instituciones en cuyo contexto se desenvuelve la economía:

«At the same time democracy is becoming more dysfunctional.«

Dos síntomas más que confirman que el futuro del capitalismo no se está repensando sólo desde la izquierda. Algunas mentes pensantes del ‘establishment‘ económico han iniciado también un proceso de ‘mindfulness‘. (Recordemos que McKinsey, nada menos, proponía ya en 2014  «redefinir el capitalismo«).

Así que cuando Antón Costas propone reformar el capitalismo porque «a partir de los años 80 la economía perdió el alma» y «hoy necesitamos devolvérsela», es obligado pedir que se pongan claramente sobre la mesa las cuatro ‘preguntas poderosas‘ pertinentes sobre todo proceso de transformación: ¿Para qué?, ¿Qué?, ¿Cómo?, ¿Quién? 

Porque podemos dar por descontado que no hay, ni de lejos, el alineamiento necesario sobre las respuestas.

  • Por ejemplo, ¿a quién se hace referencia al decir ‘necesitamos devolver el alma‘ a la economía?
  • ¿Cuál es la aproximación a ‘la economía’ a la que se ha de devolver el alma? En un libro declaradamente provocador, Miren Etxezarreta propone distinguir entre la ‘Economía‘ en mayúsculas, entendida como disciplina, y ‘la economía‘ con minúsculas, entendida como el ámbito real de la organización económica. Supongo que no debo ser el único que hay suficiente evidencia del riesgo y de las consecuencias de dejar a los economistas el monopolio de las propuestas sobre la economía. (Por eso es importante que existan medios como Alternativas Económicas).

Lo dejaremos aquí por hoy, sin ni siquiera entrar en el meollo de la cuestión, que sería la naturaleza del alma que hay que reponer, tanto a la Economía como a la economía. Pero, dado que Antón Costas propone volver a Keynes, no me resisto a acabar con una cita de sus «Economic Possibilities for Our Grandchildren«,

«When the accumulation of wealth is no longer of high social importance, there will be great changes in the code of morals. We shall be able to rid ourselves of many of the pseudo-moral principles which have hag-ridden us for two hundred years, by which we have exalted some of the most distasteful of human qualities into the position of the highest virtues. We shall be able to afford to dare to assess the money-motive at its true value. The love of money as a possession – as distinguished from the love of money as a means to the enjoyments and realities of life – will be recognised for what it is, a somewhat disgusting morbidity, one of those semi-criminal, semi-pathological propensities which one hands over with a shudder to the specialists in mental disease. All kinds of social customs and economic practices, affecting the distribution of wealth and of economic rewards and penalties, which we now maintain at all costs, however distasteful and unjust they may be in themselves, because they are tremendously useful in promoting the accumulation of capital, we shall then be free, at last, to discard

No me parece un mal punto de partida para pensar sobre los ¿Qué? de la reforma de la economía. Pero siguen quedando otras ‘preguntas poderosas’ por responder. Feliz 2017!

Disclaimer: Soy socio de la cooperativa que edita Alternativas Económicas.

Ilustración: Del imprescindible Gapingvoid.