Cuando los robots llaman a la puerta …

blog_160614

La figura reproduce la portada del suplemento Dinero de La Vanguardia de 12/6/2016.

Más que el contenido del reportaje, me interesa comentar lo que omite. Una cuestión, a mi entender fundamental:

«Si los robots llaman a la puerta, es que alguien los programa para que lo hagan. Alguien, también, paga a esos programadores, hemos de suponer que con algún interés e intenciones. ¿Cuáles en concreto?«

Por si no encontramos ocasión de preguntárselo, puede ser útil recordar, algunas lecciones de la anterior Revolución Industrial, ahora que se anuncia una nueva. Cito una vez más a Karl Polanyi:

«En el corazón de la Revolución Industrial del siglo XVIII se puede comprobar un perfeccionamiento casi milagroso de los instrumentos de producción y a la vez una dislocación catastrófica de la vida del pueblo.«

Aventuraré que la sustitución de puestos de trabajo por robots puede tener un paralelo en las enclosures de los principios de la Revolución Industrial. Los grandes terratenientes vallaron y parcelaron las propiedades de cuyo cultivo vivían los aparceros y dedicaron la tierra a pastos para las ovejas que habían de proporcionar la lana que las nuevas fábricas textiles necesitaban para hacer rentable su maquinaria. Los campesinos perdieron su fuente de subsistencia, siendo invitados a migrar a las ciudades, donde se convirtieron en mano de obra desprotegida, a menudo en condiciones infrahumanas. Cito de nuevo a Polanyi:

«Escritores de todas las opiniones y partidos, conservadores y liberales, capitalistas y socialistas, han hablado indefectiblemente de las condiciones sociales bajo la Revolución Industrial, describiéndolas como un verdadero abismo de degradación humana.»

Esta situación se tardó varias décadas en corregirse. ¿Podría reproducirse ahora? Convendría pensar en ello antes de ensalzar a los robots como progreso o aceptarlos como parte de un futuro incontrolable. Vuelvo de nuevo a Polanyi:

«Si el efecto inmediato de un cambio es deletéreo, entonces, hasta que no se pruebe lo contrario, su efecto final también será deletéreo […] El ritmo del cambio, comparado con el de la adaptación, decidirá qué es en realidad lo que debe ser considerado en el resultado neto del cambio.»

Sobre este particular, lo que preocupa es oir hablar tanto de disrupción exponencial, pero nada de adaptación exponencial.

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.